jueves, 19 de agosto de 2021

TEMA 3 OPOSICIÓN INSPECCIÓN 2022 PRIMERA PARTE

TEMA 3.- LA DIMENSIÓN EDUCATIVA EN LA UNIÓN EUROPEA. LOS PROGRAMAS EDUCATIVOS EUROPEOS.


3.1.- INTRODUCCIÓN


Nuestro país forma parte de la UE desde octubre de 1986, fecha en la que entró como miembro de pleno derecho, junto a Portugal y Grecia, tras años de negociación. A partir de este momento comienza un proceso de desarrollo económico y de infraestructuras de transporte, así como en políticas sociales, con objeto de que nuestro país convergiera con el resto de países de Europa, y que permitió que el 1 de enero de 2000 España entrara en el club de la moneda única (el euro), que fue realidad a partir del 1 de enero de 2002.


En el ámbito educativo, se parten de situaciones diferentes en los distintos países de la Unión Europea, tanto en años de educación obligatoria, como en estructura como en contenidos, por lo que se han ido produciendo reformas en todos los países para equipararse entre sí, siendo la educación y la formación una política europea de apoyo y coordinación por parte de las autoridades europeas, la Comisión en este caso, que la ha situado como una política estratégica, dedicando a ella el artículo 149 en lo que se refiere a la formación en general, y el artículo 150 que se refiere a la formación profesional. Así mismo en marzo de 2000, en el Consejo de Presidentes y Jefes de Estado de Europa, celebrado en Lisboa, la UE se marca como objetivo crear la economía más competitiva del mundo, basada en el conocimiento, diseñando una estrategia para conseguirlo con horizonte inicial en 2012, y que han sido renovadas para 2020 y 2030.


Europa se encuentra en uno de esos momentos de su historia en el que ha de renovar su unidad y su finalidad como proyecto común, para así afrontar de modo firme y conjunto los enormes retos que el futuro le plantea. 


La educación vive también un momento de transformación profunda bajo la demanda de una sociedad que afronta desafíos complejos y decisivos. 


Ambos deberían abordarse conjuntamente y complementarse para que, por un lado, el proyecto europeo se consolide gracias a la aportación que realizan las personas que participan en el sector educativo y a los beneficios obtenidos de los encuentros compartidos y, por otro, la educación se enriquezca del ideal europeo de unidad en la diversidad y de la puesta en práctica con probado éxito de metodologías, proyectos y programas que han transmitido los valores europeos que son la finalidad de la Unión Europea. 


Asistimos a una época donde la promoción de nuevas formas de cooperación entre países se debe hacer más intensa, flexible, basada en la evidencia, adaptada a las necesidades de la comunidad educativa y a las demandas de la sociedad y en interés de todos los ciudadanos y de los proyectos colectivos, y muy especialmente de la Unión Europea. 


En este tema se exponen algunas de las razones que fundamentan la necesidad de esa complementariedad y ciertas iniciativas ya en marcha que ejemplifican la utilidad y conveniencia de trabajar en este sentido, para posteriormente describir los programas europeos en los cuales los centros educativos pueden participar, así como los diferentes agentes de la comunidad educativa, especialmente los ciudadanos jóvenes de los diferentes países europeos.


3.2.- DIMENSIÓN EDUCATIVA EN LA UNIÓN EUROPEA


La historia de Europa y de la Unión Europea es la historia de la superación de sucesivas crisis y de una metamorfosis continua que la condena a un estado de construcción permanente. A través de estos momentos de dificultad, la Unión Europea ha ido creciendo y conformándose tal y como hoy la conocemos. 


Sin embargo, las últimas crisis, del euro, del Brexit, del estado de derecho y, muy especialmente, la de los refugiados, han abierto muchos interrogantes y han sumido a la Unión en un estado de reflexión sobre su futuro. Esto ha llevado al Presidente Juncker a afirmar, en el debate sobre el Estado de la Unión de 2016, que Europa afrontaba una «crisis existencial». 


En la actualidad existe un gran desconocimiento de la Unión Europea por parte de nuestros conciudadanos y, tras la celebración de más de treinta años desde la entrada de España en la misma, podríamos decir que se debe en parte a la educación. Según los datos del Eurobarómetro de diciembre de 2017, uno de cada tres europeos desconoce qué países forman parte de la Unión, uno de cada dos no sabe cómo funcionan las instituciones y solo uno de cada cinco es capaz de contestar a preguntas sencillas sobre el ámbito comunitario. 


De manera causal, ese desconocimiento lleva a una falta de participación en los procesos europeos que muestra un escaso sentimiento de pertenencia a una identidad común. Si bien la participación en las Elecciones al Parlamento Europeo, celebradas el pasado 26 de mayo, fue la más alta en veinte años y el primer aumento, respecto a las anteriores, de la historia con más de un 50 % de tasa de participación, esta continua siendo más baja que en otros procesos electorales, especialmente entre la población más joven. 


En ocasiones falta una reflexión sobre el fundamento de la Unión Europea y el papel que juega en nuestra vida cotidiana. Y dicha percepción está muy vinculada, entre otros factores, con el nivel de estudios: los ciudadanos con una titulación de educación secundaria o inferior valoran significativamente menos los beneficios de la misma y tienen mayores deseos de que las competencias que actualmente ejercen las instituciones comunitarias sean devueltas a los Estados miembros, como bien quedó demostrado en el referéndum sobre el Brexit, que tanto influirá en la cooperación educativa de los próximos años. 


La principal riqueza de Europa son las personas que forman parte de ella. Actualmente, trabajan en la Unión Europea más de ocho millones de docentes de todos los sectores educativos, casi el 2 % de la población. El colectivo de personas en procesos de educación formal es de más de 112 millones de estudiantes, lo que supone aproximadamente el 22 % de la población. 


Prácticamente uno de cada cuatro europeos participa en el sistema educativo formal. Por ello la educación debe constituir el instrumento idóneo para incrementar la conciencia y comprensión de la riqueza del patrimonio cultural, la historia, las experiencias, las convicciones y los valores que compartimos los europeos y que queremos que se transmitan a las nuevas generaciones. 


El principal nexo de unión entre los europeos debe ser un sentimiento común de pertenencia que permita superar las fronteras y las concepciones excluyentes. Y Europa puede ayudar a reforzar esta identidad abierta. El proyecto europeo es capaz de dotar de manera tangible de un sentido positivo a la construcción de la sociedad, haciendo visibles las ventajas de vivir en común y vacunándonos de cualquier tentación de violencia o discriminación. 


Por ello, en la actual coyuntura de «crisis existencial» del ideal europeo y de la existencia de grandes desafíos educativos, habría que trabajar en dos sentidos complementarios que pueden resumirse en una doble afirmación complementaria, como dos caras de una misma moneda: «Más Educación en Europa, más Europa en la Educación». 


La conciencia sobre la importancia de las políticas educativas en la construcción de la Unión Europea en estos más de sesenta años ha sido un proceso de avance constante según las necesidades históricas de cada momento. En cada fase crítica del proyecto europeo, la educación y la formación han obtenido un impulso para dar un nuevo paso hacia una mayor coordinación y aprendizaje mutuo. Es cierto que la educación tuvo una presencia muy moderada en los inicios. 


La poca ambición inicial del Tratado de Roma en este ámbito se explicaba por el modelo de integración esencialmente económico al que se aspiraba en 1957. Prueba de ello es que en el Tratado sólo se contemplan aspectos relacionados con el reconocimiento mutuo de títulos y la formación profesional como instrumentos de la política de empleo. No fue hasta catorce años después cuando los Ministros de Educación de los entonces seis Estados miembros de la Comunidad Europea se reunieron por primera vez. En ese primer Consejo de 1971 se alcanzó fácilmente un consenso sobre la necesidad de establecer mecanismos de cooperación en materia educativa. 


La Resolución que adoptaron tres años después sentó las bases de dicha cooperación, que partía de mantener la diversidad de los sistemas educativos de cada Estado miembro sin pretender una armonización de las estructuras ni de las políticas. Ya entonces quedaba patente la dificultad de conjugar las soberanías nacionales con la necesaria colaboración que se requería en este ámbito. 


En 1976 se aprobó el primer Programa de Acción en Educación de la Comunidad Europea y se creó, con carácter permanente, el Comité de Educación encargado de preparar los trabajos del Consejo. La falta de una clara base jurídica limitó las acciones en esta primera fase a un tímido intercambio de información y experiencias, pero ya entonces se sentaron las bases para los futuros programas de cooperación. Habría que esperar a los años ochenta para que la educación en Europa recibiera un impulso decisivo. 


A las competencias más amplias de las instituciones europeas se unía la conciencia de la necesidad de seguir avanzando en todos los ámbitos y no solo en el económico. Y así, con la aprobación del Informe del Comité para la Europa de los Ciudadanos, conocido como Informe Adonnino (Consejo Europeo de Milán,1985), se reconoce de manera expresa la importancia de la educación en la construcción de la nueva Europa. En esa década se pusieron en marcha programas sectoriales relacionados con la formación profesional, las nuevas tecnologías y el aprendizaje de lenguas. 


A pesar de que la educación continuó sin mencionarse explícitamente en el Acta Única Europea de 1986, al año siguiente arrancó una de las acciones educativas más emblemáticas de la Unión Europea: el programa Erasmus, del que ya se han cumplido más de treinta años. De manera paradójica, a pesar de la ausencia de una competencia explícita europea, Erasmus se convirtió en un programa insignia de la Unión, del que se han beneficiado más de diez millones de personas en toda Europa y que tanto ha hecho por la construcción europea y el fomento de la pertenencia a una identidad común. 


Es en 1992 con la firma del Tratado de la Unión Europea en la ciudad de Maastricht cuando se produjo el verdadero salto cualitativo de la Unión tal y como la conocemos en la actualidad. La caída del muro de Berlín llevó a una reflexión profunda sobre el devenir de Europa y los valores sobre los que se fundamentaba la ya Unión Europea. La incorporación, por primera vez, de una referencia explícita a la educación en los tratados marcó el inicio de «una nueva etapa en el proceso creador de una Unión cada vez más estrecha entre los pueblos de Europa», como se expresa en el primer artículo del Tratado. 


La nueva Unión reconoce desde su comienzo la conveniencia de trabajar de manera coordinada en la creación y puesta en marcha de políticas educativas eficaces, si bien dicha acción debe quedar siempre supeditada a los principios de voluntariedad, subsidiariedad y proporcionalidad. De nuevo es una firme voluntad política, y no una base jurídica vinculante, la que impulsa un ambicioso proceso que ha transformado con éxito la educación superior en nuestro continente, generando una dinámica de convergencia de las instituciones de educación superior y permitiendo una mayor internacionalización y movilidad de los estudiantes y los docentes universitarios. El énfasis se puso en la adaptación de la universidad a los nuevos métodos de aprendizaje, a las demandas sociales y a la competitividad laboral. 


Con el cambio de milenio, los Jefes de Estado y de Gobierno de los quince estados que formaban entonces la Unión Europea volvieron a plantearse el futuro de la Unión y decidieron revisar sus políticas sociales y educativas. La finalidad era hacer frente a la competitividad en un mercado globalizado y la digitalización en todos los ámbitos. En una coyuntura de crecimiento económico, el Consejo Europeo de Lisboa, en el mismo año 2000, propuso convertir a Europa en «la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo», una década después. Y de nuevo se añadió una dimensión educativa a dicha estrategia de creación de empleo, apostando por el aumento de las competencias de los europeos. 


Todo esto se tradujo en objetivos educativos de equidad y eficacia en los respectivos sistemas nacionales, que a la larga han favorecido un desarrollo convergente entre los países de la Unión. Dos años después, bajo la Presidencia española de 2002, el Consejo Europeo reunido en Barcelona aprobó el Programa de trabajo «Educación y Formación 2010», donde se establecieron los objetivos estratégicos de la siguiente década y se fijó el que pasó a denominarse «método abierto de coordinación» como instrumento fundamental para su consecución. 


La identificación y definición común de objetivos e indicadores por el Consejo, los instrumentos de medida definidos conjuntamente y la evaluación comparativa de los países de la UE proporcionan un nuevo marco de cooperación en educación. 

A dicho programa siguió el todavía vigente «Marco Estratégico para la cooperación europea en el ámbito de la educación y la formación 2020», conocido como ET 2020, aprobado en 2009. Con la irrupción de la crisis económica y financiera en la que se vio inmersa Europa a partir de 2008, la Unión decide dar nuevos pasos en la integración mediante la aprobación en 2010 de la Estrategia Europa 2020. Con ella se pretendía que Europa volviera a encontrar su rumbo hacia un crecimiento inteligente, sostenible e integrador. Y de ahí que entre los cinco objetivos cuantificables para lograrlo se fijara uno doble en educación: reducir la tasa de abandono escolar temprano por debajo del 10 % y aumentar hasta el 40 % el porcentaje de los titulados universitarios entre los 30 y 34 años. 


Desde entonces la educación se incorpora como una de las materias de seguimiento al proceso del Semestre Europeo, como ciclo anual de coordinación de las políticas europeas para la consecución de los objetivos de la Estrategia Europa 2020. En el año 2017 se inició una nueva etapa de refuerzo en la cooperación europea en materia de educación. No es casualidad. Tras la crisis financiera de la última década y la crisis migratoria de los últimos años, asistimos con preocupación al surgimiento de fenómenos de populismo, nacionalismos excluyentes y movimientos euroescépticos. A ello se suman, además, los resultados del referéndum sobre la salida del Reino Unido. 


Todo ello originó un profundo debate sobre el futuro de la Unión Europea, lo que llevó a la Comisión a convocar una Cumbre extraordinaria en Sibiu, Rumanía, para mayo de 2019. De nuevo, como en anteriores crisis, la educación vuelve a situarse en primera línea de la agenda política. 


La aprobación del Pilar Europeo de Derechos Sociales en la Cumbre Social de Gotemburgo de noviembre de 2017 supuso un cambio sustancial en la manera de afrontar la política en materia de educación a escala europea. El primero es el derecho a una educación, formación y aprendizaje permanente inclusivos y de calidad. El Consejo Europeo decidió trabajar con una nueva metodología donde son los Jefes de Estado y de Gobierno los que definen las prioridades de actuación, la denominada Agenda de los Líderes. Y la materia escogida en la primera reunión de la Agenda de los Líderes es precisamente la educación y la cultura. 


Así, tras dieciséis años (Barcelona 2002), un Consejo Europeo vuelve a dar nuevos pasos en materia de educación, en diciembre de 2017. Con ello se culminó un proceso que se había iniciado con la publicación del «Libro Blanco sobre el futuro de la Unión Europea» a principios de 2017, continuó con la Declaración de Roma que celebraba el 60.º Aniversario del Tratado de Roma y finalizó con la Comunicación de la Comisión Europea, aportación a la Cumbre Social de Gotemburgo, titulada «Reforzar la identidad europea a través de la educación y la cultura». 


En ella la Comisión proponía crear un Área Europea de Educación para 2025 basada en la confianza, el reconocimiento mutuo, la cooperación y la movilidad, con vistas a una Europa en la que aprender, estudiar e investigar no se vea obstaculizado por las fronteras. El modo de llevar a la práctica esta nueva visión de Europa se desgranó en una serie de iniciativas clave: intensificar la movilidad y los intercambios de estudiantes y docentes, promover la constitución de veinte «Universidades Europeas» para 2024, fomentar el aprendizaje de lenguas, poner en marcha la Tarjeta Europea del Estudiante y promover la cooperación sobre el reconocimiento mutuo de títulos de educación superior y de bachillerato. 

La Comisión Europea, por su parte, promovió a comienzos de 2018 la celebración en Bruselas de la primera Cumbre Europea de Educación, con el lema «Sentar las bases de un Área Europea de Educación: por una educación innovadora, inclusiva y basada en valores». Con la asistencia de dieciocho Ministros de Educación y numerosos representantes de la comunidad educativa europea, la Cumbre permitió debatir el importante papel que debía jugar la educación en la construcción del proyecto europeo. 


A partir de ese momento, y en cumplimiento de los mandatos del Consejo Europeo de diciembre, los Estados miembros y la Comisión comenzaron a trabajar conjuntamente para la puesta en marcha con suficiente grado de ambición del Área Europea de la Educación. Ese mismo año el Consejo aprobó la «Recomendación relativa a la promoción de los valores comunes, la educación inclusiva y la dimensión europea de la enseñanza», con claro liderazgo de España, la «Recomendación sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente» y la «Recomendación relativa a la promoción del reconocimiento mutuo automático de las cualificaciones de educación superior y de bachillerato y de los resultados de los periodos de estudio en el extranjero». Completan los mandatos las dos Recomendaciones recientemente aprobadas por el Consejo de Ministros de Educación unos sistemas de educación infantil y cuidados de primera infancia de calidad y a un enfoque integral de la enseñanza y el aprendizaje de idiomas. 


Habría que aprovechar este momento para redefinir el papel de la educación como motor para la creación de empleo, el crecimiento económico y la justicia social, así como medio para vivir la identidad europea en toda su diversidad. La convocatoria de la segunda Cumbre Europea de Educación para finales de septiembre de este año contribuirá al proceso de reflexión abierto para definir el nuevo Marco estratégico de cooperación en Educación y Formación de la próxima década, la ET 2030 y que marque las materias y los métodos de nuestro debate educativo en los próximos años. 


El futuro del proyecto europeo requiere de nuevo de la contribución de la educación, clave para forjar y preservar la identidad europea. Así, los resultados de una encuesta del Eurobarómetro publicados el pasado mes de abril muestran que para un 56 % de los jóvenes europeos la prioridad número uno de la actuación de la UE en los próximos diez años, después de la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático, debería ser la mejora de la educación y de la formación, incluida la libre circulación de estudiantes, aprendices o alumnos, seguida de la lucha contra la pobreza y las desigualdades económicas y sociales. 


La propuesta de la Comisión Europea de duplicar el presupuesto del nuevo Programa Erasmus del próximo periodo 2021‑2027 con el fin de hacerlo más inclusivo, accesible y triplicar así los beneficiarios, incide en esta voluntad y vuelve a constatar el éxito de la educación en el proceso de fortalecimiento de la identidad europea. 


Tras sesenta años de historia, la cooperación en materia educativa no ha dejado de crecer en el seno de la Unión. Se trata de una constatación de que la solución a los muchos desafíos que tenemos ante nosotros pasa inevitablemente por reforzar la identidad europea mediante el fomento de los valores comunes de la Unión y que esta acción, si se quiere realizar a medio y largo plazo, ha de contar con acciones decididas en el ámbito de la educación. 



En la actualidad prima la labor de elegir los por qué y para qué, antes que los qué y los cómo. De alguna manera, podríamos decir que hemos encontrado la solución y ahora nos corresponde encontrar el problema. En ocasiones se asigna al sistema educativo la responsabilidad de no haber resuelto la inasumible variedad de problemas complejos y diversos a los que nos tenemos que enfrentar. Es evidente que la educación no lo puede resolver todo. Pero quizá la comunidad educativa pueda ayudar a reflexionar sobre las causas y finalidades últimas de nuestras sociedades, ya que, en cierto modo, debe ser capaz de recoger lo mejor de la sociedad a la que sirve, convirtiéndose así en corresponsable necesaria en la transmisión de esa herencia a las nuevas generaciones. 


Y ese es el ámbito donde la Unión Europea puede aportar mucho al desarrollo de la educación como política pública. Uno de los privilegios de trabajar en el ámbito comunitario es poder presenciar en primera línea la velocidad del avance de las enormes transformaciones sociales y económicas que se están produciendo en las sociedades contemporáneas del conocimiento. 


Existe una creciente demanda de un replanteamiento de las maneras de aprender y enseñar. Los numerosos retos que plantean la revolución digital, la inteligencia artificial, la neuro y la biotecnología, así como los retos demográficos, la globalización económica y cultural, la desinformación y las redes sociales, los profundos cambios del mercado de trabajo y el crecimiento de las brechas de aprendizaje, nos hacen caer en la cuenta de los riesgos de obsolescencia y de polarización social que urgen a los sistemas educativos nacionales a realizar un esfuerzo de reflexión. Ya no se puede actuar aisladamente con éxito. La interdisciplinariedad, la permeabilidad y la personalización de la educación no hacen sino aumentar. 


Nuevas formas híbridas de educación deberán adaptarse de manera rápida a una creciente diversidad de alumnos. En un mundo abierto, de rápido acceso al conocimiento y a la oferta educativa, hay que replantearse el necesario incremento de la movilidad de nuestro alumnado y profesorado. Se trata de construir sistemas que faciliten el reconocimiento de los aprendizajes y la enseñanza de lenguas que permitan trabajar mejor juntos, así como un cambio de paradigma y de cultura hacia un aprendizaje a lo largo de toda la vida y en todos los lugares, en especial, y no exclusivamente, en nuestro puesto de trabajo (Martínez Castro, S.M.).


Al mismo tiempo se constata el exponencial incremento del número de nuevas propuestas educativas y pedagógicas destinadas a nuestros centros educativos y de formación, así como a los responsables de la toma de decisiones políticas. Ante esta proliferación de información se requiere discernir entre las premisas verdaderas y las falsas, las científicamente probadas y las no comprobadas que han ido formando una gran burbuja de desinformación y de «bulos educativos». 


Conocer cuáles son las propuestas basadas en la evidencia debería mitigar los efectos negativos de la política educativa que descansa únicamente en creencias, por muy firmes que puedan ser. La reorientación en la formulación de políticas debería contar con una previsión de las competencias necesarias en el largo plazo y la fijación de escenarios factibles que permitan anticipar los futuros eventos y que tengan en cuenta visiones conjuntas de consenso trabajadas con todos los interlocutores sociales, políticos y académicos. 


Todo ello exigirá nuevas formas de cooperación entre países, más intensas, flexibles y adaptadas a las necesidades de la comunidad educativa. Las administraciones educativas habrán de encontrar debates políticos inspiradores del cambio, que motiven la adaptación a las nuevas circunstancias. Dichos debates deberían permitirnos entender mejor el rol que la sociedad demanda de la educación y la generación de bases sólidas para la fijación de prioridades que generen sinergias con el resto de las estrategias políticas y sociales. Un intento loable en este sentido es el trabajo que desde Naciones Unidas se quiere impulsar mediante la creación de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. 


Y es aquí donde podemos aprender del método de la Unión Europea, que se ha mostrado exitoso para dar a Europa, y por tanto a España, el periodo de mayor paz y prosperidad de toda la historia reciente. Como ya hemos visto, Europa ha ido creciendo en su conciencia de la importancia del pilar social y de la aportación de la educación al mismo. Es lo que el manifiesto de Nuccio Ordine ha definido como la paradoja de «la utilidad de lo inútil». 


Por todo ello debemos dar un paso adelante en el enfoque estratégico de la educación y la formación en Europa. La clave del método europeo de cooperación en materia de educación se basa en potenciar la movilidad y los encuentros entre los miembros de la comunidad educativa y con otros sectores, preferiblemente presenciales, pero también virtuales. Dichos encuentros posibilitan la multiplicación del conocimiento mediante el aprendizaje entre pares, el intercambio de buenas prácticas y la aplicación de inteligencia aplicada y basada en evidencias que permiten análisis comparativos y un seguimiento fiable de los resultados.


Esta es y ha sido la clave del éxito del Programa Erasmus, mediante las movilidades individuales, los «partenariados» y las acciones dirigidas al apoyo en la decisión de las políticas públicas educativas. Debemos atender a los retos basándonos en la profundización del marco abierto de cooperación que hasta ahora se ha fijado y centrándonos en las personas. 


Esto es lo que ha llevado a España a proponer la denominación de «Comunidad Europea de Educación» para referirse al Área Europea de Educación. Este método ya funciona en iniciativas como eTwinning y está permitiendo avances en países de la Unión que lo han escogido para guiar el sentido de sus reformas educativas. Y es igualmente la razón del éxito de acogida del proyecto de Universidades Europeas, que por su ambición y el recibimiento que de él ha hecho la comunidad universitaria parece que se convertirá en el programa insignia en materia educativa de las próximas décadas. 


Para la elaboración y puesta en marcha de reformas educativas concretas, la Comisión ya pone a disposición de los Estados miembros diversos instrumentos de cooperación y asistencia. Aprender de los mejores casos de éxito siempre ha sido garantía de avance, y más en el sector educativo, donde se constata la relevancia del aprendizaje por emulación y la enseñanza mediante el ejemplo. 


Este ha sido el método elegido para el Marco Estratégico ET 2020 y su cuadro de indicadores, así como la dinámica del Monitor de la Educación y la Formación que publica la Comisión cada año. Sin olvidar que el Semestre Europeo, un procedimiento en ocasiones criticado por desconocido, se ha convertido en el principal instrumento de comparación europeo. 

En los últimos años, dicho proceso ha ido aumentando su contenido con objetivos de inclusión social y contra la desigualdad, a la vez que se han ido introduciendo objetivos de educación y formación con carácter cada vez más prioritario.  A pesar de despertar cierta desconfianza por parte de algunos países, se ha constatado que el diálogo entre la Comisión Europea y los Estados miembros, y el de estos entre sí, genera dinámicas virtuosas que enriquecen el proceso de decisión política a escala nacional. Instrumentos similares podrían pensarse para la cooperación territorial en materia educativa en el seno de la Conferencia Sectorial de Educación. 


Otro de los instrumentos más novedosos es el del Servicio de Apoyo a las Reformas Estructurales (Structural Reform Support Service, SRSS), creado en 2015, a través del que la Comisión Europea coordina y ofrece apoyo técnico personalizado a los Estados miembros en el diseño, preparación y ejecución de reformas estructurales y administrativas que propicien el crecimiento económico, la creación de empleo y la inversión sostenible, estando la educación entre las áreas prioritarias de apoyo. La asistencia técnica del SRSS se ha de solicitar expresamente y siempre en relación con proyectos de reforma concretos. España ya ha hecho uso de él para la asistencia dirigida al diseño y ejecución de una metodología que evalúe la nueva modalidad experimental de Formación Profesional Dual. 


Otra de las herramientas que la Comisión pone a disposición de los Estados con bastante éxito son las denominadas «Actividades de aprendizaje entre pares» (Peer Learning Activities), basadas en la confianza mutua entre países con similares políticas educativas. En el contexto de la cooperación educativa de la UE, dichas actividades establecen un método de observación de ejemplos positivos y negativos de las reformas adoptadas en otros estados para extraer lecciones de ellos. Su fuerza radica en la contextualización de políticas y flexibilidad de debates. 


Se podrían mencionar otros muchos instrumentos a nivel comunitario, como los diferentes programas sectoriales con implicación en el sector educativo, tales como el Fondo Social Europeo, el Programa Horizonte 2020 o los fondos estructurales y de desarrollo regional, así como el recientemente creado Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas (FEIE, EFSI en inglés), destinado a impulsar el crecimiento económico y la competitividad a largo plazo en la Unión Europea. 


Se trata, en definitiva, de un cambio de cultura estratégica dirigida a definir mejor la misión de la educación en nuestras sociedades y a evitar que el proyecto europeo decaiga como proyecto común de desarrollo social a largo plazo.


3.3.- LOS PROGRAMAS EDUCATIVOS EUROPEOS


Cuando hablamos de Programas Educativos Europeos, tenemos que retrotraernos a algunas denominaciones que todos seguramente conocemos, y son aquellos que inicialmente antes de 2007 se denominaban Sócrates, da Vinci o Tempus, que se dirigían al sistema educativo en sus etapas generales, en el caso del programa Sócrates, y que a su vez incluía el Comenius que afectaba a las etapas de Primaria, Secundaria y Bachillerato, el Erasmus destinado a los estudiantes universitarios, el Minerva destinado a las nuevas tecnologías en la educación, o el programa Lingua, destinado al aprendizaje de idiomas. El Programa da Vinci se destinaba al impulso de la formación profesional, y el Tempus a la cooperación universitaria.

Posteriormente, en el año 2006, la Decisión número 1720/2006/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de noviembre, es la que establece un programa de acción en el ámbito del aprendizaje permanente: Programa de Aprendizaje Permanente 2007-2013 (PAP). El objetivo general de este programa de acción consiste en desarrollar y reforzar los intercambios, la cooperación y la movilidad, para que los sistemas de educación y formación se conviertan en una referencia de calidad mundial con arreglo a la estrategia de Lisboa.

Así, hasta 2014 los programas europeos más relevantes se agrupaban en torno al PAP (Programa  de  Aprendizaje  Permanente),  que  comprende  cuatro programas sectoriales, tres de ellos relacionados con la enseñanza no universitaria. Todos ellos están estructurados del mismo modo y atienden las necesidades en materia de enseñanza y aprendizaje de todos los participantes y de los centros y las organizaciones que imparten o facilitan la enseñanza de los respectivos sectores. Todas las acciones integran la movilidad, las lenguas y las nuevas tecnologías. Estos programas son:

  • Comenius,  que  atiende  a  las  necesidades  de  enseñanza  y  aprendizaje  de  todos  los participantes en la educación infantil, primaria y secundaria, así como de los centros u organizaciones que imparten esa educación. Además, el proyecto eTwinning es una iniciativa de la Comisión Europea que fomenta la colaboración entre centros educativos europeos, mediante el uso de las tecnologías de la información y la comunicación. Forma parte del Programa Comenius, como medida de acompañamiento.

  • Grundtvig, que atiende a las necesidades de enseñanza y aprendizaje en todas las formas de educación de personas adultas, así como de los centros y organizaciones que imparten o facilitan esa educación.

  • Leonardo da Vinci, que atiende a las necesidades de enseñanza y aprendizaje de todos los participantes en la formación profesional, así como de los centros y organizaciones que imparten o facilitan esa educación y formación.


A partir de 2014, desaparece el Organismo Autónomo de Programas Europeos, como Agencia Nacional, y se crea el Servicio Español para la Internacionalización de la Educación, como Organismo Autónomo dependiente del Ministerio de Universidades. Y el PAP se convierte en el Programa Erasmus + incluyendo el anterior Programa de Aprendizaje Permanente y los programas europeos Mundus, Tempus, Alfa, Edulink y Juventud en Acción, con una duración de sus acciones hasta el año 2020.

Ahora se agrupan en torno a la marca Erasmus+, que pretende mejorar la calidad de la enseñanza preescolar, primaria y secundaria en los centros de toda Europa. Se trata de ofrecer a los profesionales de la enseñanza en esos niveles oportunidades de ampliar sus aptitudes y colaborar con sus homólogos de otros países de Europa. Se apoya el intercambio de buenas prácticas y el ensayo de criterios innovadores para abordar retos comunes, como el abandono escolar o el bajo nivel de conocimientos básicos, y se podrá fomentar los vínculos con el mundo extraescolar y otros ámbitos educativos y formativos.

El objetivo general del actual programa Erasmus + es apoyar, a través del aprendizaje permanente, el desarrollo educativo, profesional y personal de las personas en los ámbitos de la educación, la formación, la juventud y el deporte, dentro de Europa y fuera de su territorio, contribuyendo así al crecimiento sostenible, al empleo de calidad y a la cohesión social, además de a impulsar la innovación y a fortalecer la identidad europea y la ciudadanía activa. 

  • Por consiguiente, el programa será un instrumento clave para desarrollar un Espacio Europeo de Educación, respaldar la ejecución de la cooperación estratégica europea en el campo de la educación y la formación, con sus correspondientes agendas sectoriales, impulsar la cooperación en materia de política de juventud en el marco de la Estrategia de la UE para la Juventud del período 2019-2027 y desarrollar la dimensión europea en el deporte. 


El programa persigue los objetivos específicos siguientes:  

  • promover la movilidad educativa de las personas y los colectivos, así como la cooperación, la calidad, la inclusión y la equidad, la excelencia, la creatividad y la innovación a nivel de las organizaciones y las políticas en el ámbito de la educación y la formación; 

  • promover la movilidad en el aprendizaje no formal e informal y la participación activa entre los jóvenes, así como la cooperación, la calidad, la inclusión, la creatividad y la innovación a nivel de las organizaciones y las políticas en la esfera de la juventud;  

  • promover la movilidad educativa del personal del ámbito deportivo, así como la cooperación, la calidad, la inclusión, la creatividad y la innovación a nivel de las organizaciones deportivas y las políticas de deporte.


PRIORIDADES DEL PROGRAMA ERASMUS+ 


Inclusión y diversidad 


El programa aspira a promover la igualdad de oportunidades y acceso, la inclusión, la diversidad y la equidad en todas sus acciones. Las organizaciones y los participantes con menos oportunidades son la razón de ser de estos objetivos, y, con ellos en mente, el programa pone mecanismos y recursos a su disposición. A la hora de diseñar sus proyectos y actividades, las organizaciones deben adoptar un enfoque inclusivo, haciendo que sean accesibles para un abanico diverso de participantes. Para lograrlo, las agencias nacionales también desempeñan un papel crucial para prestar apoyo a los proyectos a fin de que sean tan inclusivos y diversos como sea posible. 


Del mismo modo, la Agencia Ejecutiva Europea de Educación y Cultura (EACEA) de la Comisión desempeña un papel igual de importante en el caso de las acciones del programa que se gestionan de manera centralizada. En los países asociados, las delegaciones de la UE y, siempre que existan, las oficinas nacionales Erasmus+ también son fundamentales para acercar el programa a los grupos destinatarios de esta estrategia. 


Asimismo, establece un marco para los proyectos que, con la ayuda del programa, pretenden trabajar en aspectos relacionados con la inclusión y la diversidad. El objetivo de esta estrategia es ayudar a superar los obstáculos a los que puedan enfrentarse distintos grupos destinatarios para acceder a dichas oportunidades en Europa y fuera de ella. 


La lista de posibles obstáculos, desglosados a continuación, no es exhaustiva y su finalidad es servir de referencia a la hora de tomar medidas para incrementar la accesibilidad y conseguir llegar en mayor medida a las personas con menos oportunidades: 

  • Discapacidades: este término incluye las deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales que, al interactuar con obstáculos diversos, pueden impedir la participación plena y efectiva de una persona en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás.  

  • Problemas de salud: los obstáculos pueden ser el resultado de cuestiones de salud, incluidas enfermedades graves, dolencias crónicas o cualquier otra situación relacionada con la salud física o mental que impide la participación en el programa.

  • Obstáculos vinculados a los sistemas de educación y formación: las personas que, por diversas razones, tienen dificultades para obtener buenos resultados en los sistemas de educación y formación, las que abandonan los estudios prematuramente, las personas que ni estudian, ni trabajan, ni reciben formación (ninis) y los adultos escasamente cualificados pueden enfrentarse a obstáculos, son en su mayoría el resultado de un sistema educativo que crea limitaciones estructurales o no tiene plenamente en cuenta las necesidades concretas de las personas. 

  • Asimismo, las personas pueden enfrentarse a obstáculos a la participación cuando la estructura del plan de estudios dificulta la realización de una actividad de movilidad educativa o de formación en el extranjero como parte de sus estudios. 

  • Diferencias culturales: aunque las personas, independientemente de su contexto, pueden percibir las diferencias culturales como un obstáculo, estas pueden afectar especialmente a las que tienen menos oportunidades.  

  • Obstáculos sociales: las dificultades de adaptación social, como por ejemplo las competencias sociales limitadas, los comportamientos antisociales o de riesgo, la condición de (ex)delincuente, (ex)drogadicto o (ex)alcohólico, así como la marginación social, pueden ser un obstáculo. 

    • Otros obstáculos sociales pueden explicarse por circunstancias familiares, como por ejemplo ser el primer miembro de la familia que accede a educación superior; tener un hijo (especialmente en el caso de las familias monoparentales); ser un cuidador, el principal sostén económico de la familia o huérfano, o vivir o haber vivido en una institución asistencial.  

  • Obstáculos económicos: las desventajas económicas pueden constituir un obstáculo, como es el caso de las personas con bajo nivel de vida, con ingresos bajos o dependientes de la asistencia social, los estudiantes que tienen que trabajar para mantenerse, las personas en situación precaria, de pobreza o de desempleo de larga duración, las personas sin hogar, con deudas o problemas financieros, etc. 

  • Otras dificultades pueden obedecer a la transferibilidad limitada de servicios (en particular, el apoyo a las personas con menos oportunidades), que ha de ser «móvil» junto con los participantes cuando se desplazan a un lugar lejano y especialmente al extranjero.  

  • Obstáculos vinculados a la discriminación: pueden surgir obstáculos como resultado de la discriminación relacionada con el género, la edad, el origen étnico, la religión, las creencias, la orientación sexual, la discapacidad o factores interseccionales (una combinación de dos o más de los obstáculos de discriminación mencionados).  

  • Obstáculos geográficos: vivir en zonas alejadas o rurales, en islas pequeñas o en regiones periféricas/ultraperiféricas, en suburbios urbanos, en zonas con menos servicios (transporte público limitado, instalaciones deficientes) o en zonas menos desarrolladas de terceros países, etc., puede constituir un obstáculo. 





Transformación digital


En consonancia con las prioridades estratégicas del Plan de Acción de Educación Digital (2021-2027), el programa pretende apoyar este esfuerzo para involucrar a los aprendientes, los educadores, los trabajadores en el ámbito de la juventud, los jóvenes y las organizaciones en el proceso de transformación digital. 


El programa respaldará la primera prioridad estratégica del Plan de Acción, el desarrollo de un ecosistema educativo digital de alto rendimiento, mediante la creación de capacidades y el fomento de la comprensión crítica en todo tipo de instituciones educativas y de formación acerca de cómo aprovechar las oportunidades que ofrecen las tecnologías digitales para la enseñanza y el aprendizaje en todos los niveles y sectores, y de cómo elaborar planes de transformación digital. 


El programa apoyará asimismo la segunda prioridad estratégica del plan de acción; para ello, respaldará acciones dirigidas a mejorar el desarrollo de las capacidades y competencias digitales en todos los niveles de la sociedad y para todas las personas (especialmente los jóvenes con menos oportunidades, estudiantes, demandantes de empleo y trabajadores). Se pondrá el acento en impulsar las capacidades digitales básicas y avanzadas y la alfabetización digital, que se ha convertido en esencial para la vida cotidiana y para permitir que las personas se desenvuelvan en un mundo lleno de algoritmos y participen plenamente en la sociedad civil y la democracia. 


En consonancia con estas dos prioridades estratégicas del Plan de Acción, se creará un Centro Europeo de Educación Digital para mejorar la coordinación en materia de educación digital a escala de la Unión y para contribuir al intercambio de investigaciones sobre buenas prácticas y a la experimentación en el ámbito de la investigación. Además, este centro ayudará a llevar a cabo un seguimiento del Plan de Acción de Educación Digital.







El medio ambiente y la acción por el clima constituyen prioridades clave para la Unión Europea, ahora y en el futuro


La Comunicación sobre el Pacto Verde Europeo es la nueva estrategia europea de crecimiento; reconoce el papel crucial de los centros escolares, las instituciones de formación y las universidades para involucrar a los estudiantes, sus progenitores y la comunidad en su conjunto en los cambios necesarios para que la transición hacia la neutralidad climática de aquí a 2050 tenga éxito. 


El programa será por tanto un instrumento clave para la creación de conocimientos, capacidades y actitudes en relación con el cambio climático y el desarrollo sostenible, tanto dentro de la Unión Europea como fuera de ella. 


El programa Erasmus+ aumentará el número de oportunidades de movilidad en campos ecológicos orientados al futuro que fomenten el desarrollo de competencias, mejoren las perspectivas profesionales e impliquen a los participantes en áreas temáticas estratégicas para el crecimiento sostenible de nuestro planeta, prestando especial atención al desarrollo rural (agricultura sostenible, gestión de recursos naturales, protección del suelo, agricultura biológica, etc.). 


Además, Erasmus+, un programa en el que la movilidad ocupa un lugar central, debe esforzarse por lograr la neutralidad en carbono a través de la promoción de medios de transporte sostenibles y de comportamientos más responsables. Dado que el medio ambiente y la lucha contra el calentamiento global se convertirán en una prioridad horizontal para la selección de proyectos, se priorizarán aquellos dirigidos a desarrollar competencias en diversos sectores pertinentes para la sostenibilidad ambiental, en especial los que se ejecuten en el marco de la contribución de la educación y la cultura al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. 


Por lo tanto, las organizaciones y los participantes involucrados deberán esforzarse por incorporar prácticas ecológicas en todos los proyectos a través de un enfoque respetuoso con el medio ambiente cuando diseñen la actividad. 


Participación en la vida democrática 


El programa aborda la limitada participación de los ciudadanos en los procesos democráticos y su falta de conocimiento sobre la Unión Europea. Además, intenta ayudarles a superar las dificultades que tienen para participar e implicarse activamente en sus comunidades o en la vida política y social de la Unión. El programa apoya la ciudadanía activa y la ética en el aprendizaje permanente; impulsa el desarrollo de competencias sociales e interculturales, el pensamiento crítico y la alfabetización mediática. Se da prioridad a los proyectos que ofrezcan oportunidades para la participación de las personas en la vida democrática, el compromiso social y cívico a través de actividades de aprendizaje formal y no formal. 


En el ámbito de la juventud, se ha diseñado una Estrategia de Participación Juvenil para proporcionar un marco común y respaldar el uso del programa para impulsar la participación de los jóvenes en la vida democrática. 

La Comisión Europea es la responsable última del desarrollo del programa Erasmus+. La Comisión gestiona el presupuesto y fija las prioridades, los objetivos y los criterios del programa de manera continua. Además, guía y controla la ejecución general, el seguimiento y la evaluación del programa a escala europea. Además, la Comisión asume la responsabilidad general de la supervisión y la coordinación de las estructuras encargadas de la ejecución del programa a escala nacional. A nivel europeo, la Agencia Ejecutiva Europea de Educación y Cultura (EACEA) de la Comisión Europea es la responsable de la ejecución de una serie de acciones del programa Erasmus+. 


La Agencia Ejecutiva se encarga de gestionar el ciclo de vida completo de estos proyectos, desde la promoción del programa hasta la difusión del proyecto y los resultados del programa, pasando por el análisis de las solicitudes de subvenciones y el control de los proyectos sobre el terreno. Asimismo, la Comisión Europea, a través principalmente de la Agencia Ejecutiva, es la responsable de:  realizar estudios en los ámbitos respaldados por el programa;  llevar a cabo actividades de investigación y basadas en datos factuales por medio de la red Eurydice;  mejorar la visibilidad y el impacto sistémico del programa por medio de actividades de difusión y aprovechamiento de sus resultados;  garantizar la financiación y la gestión contractual de los organismos y redes respaldados por el programa Erasmus+;  gestionar las licitaciones para la prestación de servicios en el marco del programa. 


Las agencias nacionales 


La ejecución del programa Erasmus+ se lleva a cabo fundamentalmente como gestión indirecta, lo que significa que la Comisión Europea confía las tareas de ejecución presupuestaria a las agencias nacionales. Este enfoque se justifica por la conveniencia de acercar Erasmus+ todo lo posible a sus beneficiarios y adaptarse a los diversos sistemas educativos, de formación y relativos a la juventud nacionales. 


El Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (SEPIE), adscrito al Ministerio de Universidades, actúa como Agencia Nacional para la gestión, difusión y promoción del programa Erasmus+ de la Unión Europea en el ámbito de la Educación y la Formación (2014-2020), además de otras iniciativas y programas educativos europeos. Así mismo, coordina y participa en proyectos nacionales e internacionales y tiene, además, entre sus funciones la de contribuir a una mayor proyección internacional del Sistema Universitario Español y de su oferta, así como de la movilidad interuniversitaria de estudiantes, profesores e investigadores.

El SEPIE se ocupa de difundir la convocatoria de los programas, suministrar asistencia técnica y asesoramiento a los posibles beneficiarios de las acciones y hacer un seguimiento adecuado para que las acciones previstas consigan sus resultados.

Para las labores de difusión y seguimiento, el SEPIE cuenta con la colaboración de una amplia red de instituciones: Consejerías de Educación de las Comunidades Autónomas, Universidades, Servicios Públicos de Empleo regionales, Cámaras de Comercio, organizaciones empresariales y sindicales y otras instituciones que desarrollan actividades formativas.


Estas agencias nacionales promueven y ejecutan el programa a escala nacional y actúan como vínculos entre la Comisión Europea y las organizaciones participantes a escala local, regional y nacional. Se encargan de:  facilitar información adecuada sobre el programa Erasmus+;  administrar un proceso justo y transparente de selección de las solicitudes de proyectos que se van a financiar en su país;  supervisar y evaluar la ejecución del programa en su país;  prestar apoyo a los solicitantes de proyectos y a las organizaciones participantes a lo largo de todo el ciclo de vida del proyecto;  colaborar de manera efectiva con la red formada por todas las agencias nacionales y la Comisión Europea;  velar por la visibilidad del programa;  promover la difusión y el aprovechamiento de los resultados del programa a escala local y nacional. 


Además, las agencias nacionales desempeñan un importante papel como estructuras intermediarias en el desarrollo cualitativo y la ejecución del programa Erasmus+ mediante: 

  • la realización de proyectos y actividades (al margen de la gestión de las tareas relacionadas con el ciclo de vida del proyecto), como por ejemplo actividades de formación y cooperación y actividades de creación de redes, que apoyan la ejecución cualitativa del programa o desencadenan el desarrollo de políticas en los ámbitos respaldados por el programa;  

  • la adopción de una actitud de apoyo a las organizaciones menos experimentadas, a las organizaciones de nueva incorporación y a los grupos objetivo con menos oportunidades, a fin de eliminar los obstáculos a la plena participación en el programa;  

  • la obtención de la cooperación de organismos externos y autoridades nacionales para incrementar el impacto del programa en sus ámbitos de acción correspondientes, tanto en su país como en la Unión Europea. 


Con la adopción de una actitud de apoyo por parte de las agencias nacionales se pretende orientar a los usuarios del programa a lo largo de todas las fases, desde el primer contacto con el programa en el proceso de solicitud hasta la ejecución del proyecto y la evaluación final. Este principio no contradice la equidad y la transparencia de los procedimientos de selección; antes bien, se basa en la idea de que para garantizar la igualdad de oportunidades para todos es necesario prestar más asistencia a algunos de los grupos objetivo del programa mediante sistemas de asesoramiento, orientación, seguimiento y preparación adaptados a sus necesidades. 


Las convocatorias pertinentes que engloban las acciones que gestionan las agencias nacionales Erasmus+ se publican en el sitio web de Erasmus+ y se publicitan en los sitios web de las agencias nacionales. 


En los diferentes países asociados (Balcanes Occidentales, países del Mediterráneo oriental y meridional, Rusia y Asia Central), las oficinas nacionales Erasmus+ ayudan a la Comisión, la Agencia Ejecutiva y las autoridades locales a ejecutar el programa Erasmus+. Estas oficinas son los puntos de referencia encargados de atender en esos países a las partes interesadas que participan en el programa Erasmus+ en el ámbito de la educación superior. Contribuyen a aumentar la sensibilización, la visibilidad, la pertinencia, la efectividad y el impacto de la dimensión internacional de Erasmus+. Las oficinas nacionales Erasmus+ se encargan de:  


  • facilitar información sobre las actividades de Erasmus+ abiertas a la participación de sus países (incluidas las actividades en los ámbitos de la educación superior, la juventud, y la educación y la formación profesionales, cuando proceda);  

  • asesorar y prestar asistencia a los solicitantes potenciales;  coordinar el equipo local de Expertos en la Reforma de la Educación Superior (HERE);  

  • contribuir a estudios y acontecimientos;  prestar apoyo al diálogo político;  

  • mantener contactos con las autoridades locales y las delegaciones de la UE;  

  • realizar el seguimiento de la evolución política en el campo de la educación superior en su país.



CARACTERÍSTICAS IMPORTANTES DEL PROGRAMA ERASMUS+ 


Las siguientes características del programa merecen una atención especial: 


Protección, salud y seguridad de los participantes 

  • La protección y la seguridad de los participantes en proyectos Erasmus+ son principios importantes del programa. Todas las personas que participan en el programa Erasmus+ han de tener la oportunidad de aprovechar plenamente las posibilidades que brinda en materia de desarrollo personal y profesional y de aprendizaje. Esto se debería garantizar en un entorno seguro que respete y proteja los derechos de todas las personas, su integridad física y emocional, su salud mental y su bienestar. 

  • Cada organización participante en el programa deberá haber adoptado disposiciones y procedimientos efectivos para promover y garantizar la seguridad, la protección y la no discriminación de los participantes en su actividad. Cuando sea necesario, los participantes en actividades de movilidad menores de edad (alumnos, estudiantes de educación y formación profesionales o jóvenes) deben estar acompañados de adultos. 

  • El programa deja en manos de los organizadores del proyecto la búsqueda de la póliza de seguros más adecuada al tipo de proyecto que se vaya a ejecutar y a los formatos de seguro disponibles a nivel nacional. Por otra parte, si los participantes ya están cubiertos por una póliza de los organizadores del proyecto, no es necesario suscribir un seguro específico. En cualquier caso, deben quedar cubiertos los aspectos siguientes:  siempre que sea pertinente, seguro de viaje (que incluya deterioro o extravío del equipaje);  seguro de responsabilidad civil (que incluya, cuando proceda, responsabilidad profesional);  seguro de accidentes y enfermedad grave (que incluya la incapacidad temporal o permanente);  seguro de defunción (que incluya repatriación en caso de proyectos ejecutados en el extranjero).


Multilingüismo 

  • El multilingüismo es una de las piedras angulares del proyecto europeo y un símbolo claro de las aspiraciones de la UE a la unidad en la diversidad. 

  • Las lenguas extranjeras desempeñan un papel destacado entre las capacidades que ayudarán a equipar mejor a las personas para el mercado de trabajo y a sacar el máximo provecho de las oportunidades disponibles. 

  • La UE se ha fijado el objetivo de que todos los ciudadanos tengan la oportunidad de aprender al menos dos lenguas extranjeras desde una edad temprana. 

  • Uno de los objetivos específicos del programa es promover el aprendizaje de las lenguas y la diversidad lingüística. 

  • La falta de competencias lingüísticas es una de las principales barreras a la participación en los programas europeos de educación, formación y juventud. 

  • El programa ofrecerá apoyo para el aprendizaje de lenguas a los participantes que realicen una actividad de movilidad. Dicho apoyo se ofrecerá principalmente a través de la plataforma de apoyo lingüístico en línea (OLS) de Erasmus+, adaptada, en su caso, a sectores concretos, pues el aprendizaje electrónico de las lenguas presenta ventajas en términos de acceso y flexibilidad. La plataforma de apoyo lingüístico en línea de Erasmus+ permitirá que los participantes evalúen, practiquen y mejoren su conocimiento de lenguas. La plataforma ofrecerá características como, por ejemplo, herramientas de aprendizaje asistido y combinado para que los profesores y los trabajadores en el ámbito de la juventud puedan prestar apoyo adicional a sus aprendientes, así como una función de aprendizaje colaborativo a través de redes sociales. 

  • El apoyo lingüístico en línea de Erasmus+ también proporcionará material gratuito y de acceso abierto para el aprendizaje de lenguas. 

  • Además de apoyo lingüístico en línea, podrán ofrecerse otras formas de apoyo lingüístico para respaldar las necesidades en materia de aprendizaje de lenguas de grupos destinatarios concretos, como por ejemplo el uso de lengua de signos o braille, que pueden financiarse a través de la categoría específica de apoyo financiero a la inclusión. 

  • En el marco de los proyectos de cooperación, también se promoverá la enseñanza y el aprendizaje de lenguas. 

  • La innovación y las buenas prácticas orientadas a promover las capacidades lingüísticas podrán incluir, por ejemplo, métodos de enseñanza y evaluación, elaboración de material pedagógico, investigación, aprendizaje de lenguas asistido por ordenador y proyectos empresariales en los que se utilicen lenguas extranjeras. 

  • La Comisión Europea ha creado los premios del Sello Europeo de las Lenguas para reconocer la calidad, apoyar la puesta en común de los resultados de proyectos de excelencia en el ámbito del multilingüismo y promover el interés del público en el aprendizaje de lenguas. 

    • Las agencias nacionales concederán el Sello anual o bienalmente a las organizaciones de educación y formación que hayan completado un proyecto Erasmus+ descentralizado con resultados sobresalientes en el ámbito del aprendizaje y la enseñanza de lenguas. 

    • Aparte de la selección entre los proyectos Erasmus+, las agencias nacionales pueden optar por conceder el Sello a otras iniciativas cuyo enfoque respecto a la enseñanza y el aprendizaje de lenguas sea integral, inclusivo o innovador. 


Dimensión internacional 

  • Erasmus+ incorpora una fuerte dimensión internacional (es decir, colaboración con los países asociados) en las actividades de movilidad, cooperación y diálogo político. 

  • Para ayudar a las organizaciones europeas a hacer frente a los desafíos mundiales derivados de la globalización, el cambio climático y la transición digital, un elemento clave es la intensificación de la movilidad internacional y la cooperación con terceros países, que refuerza el papel de la Unión Europea como agente mundial. 

  • La implicación de los jóvenes en los países asociados es un elemento fundamental del proceso de construcción de sociedades que sean más resilientes y se asienten en la confianza mutua y el entendimiento intercultural. 



Reconocimiento y validación de las capacidades y cualificaciones 

  • Erasmus+ apoya las herramientas de transparencia y reconocimiento de competencias, capacidades y cualificaciones de la UE, en particular 

    • Europass, 

    • Youthpass, 

    • el Marco Europeo de Cualificaciones (MEC), 

    • el Sistema Europeo de Transferencia y Acumulación de Créditos (ECTS), 

    • el Marco de Referencia Europeo de Garantía de la Calidad en la Educación y Formación Profesionales (EQAVET), 

    • el Registro Europeo de Agencias de Garantía de la Calidad de la Enseñanza Superior (EQAR),

    •  la Asociación Europea para la Garantía de la Calidad en la Educación Superior (ENQA), 

    • así como las redes del ámbito de la educación y la formación que respaldan estas herramientas en toda la UE 

      • y, en particular, la Red de Centros Nacionales de Información sobre el Reconocimiento Académico (NARIC), 

      • las redes Euroguidance, 

      • los Centros Nacionales Europass 

      • y los puntos nacionales de coordinación del MEC. 

  • Uno de los objetivos comunes de todas estas herramientas es velar por un reconocimiento más sencillo y una mejor comprensión de las competencias, capacidades y cualificaciones dentro de las fronteras nacionales y a través de ellas, en todos los subsistemas de educación y formación y en el mercado de trabajo, con independencia de que se hayan adquirido por medio de la educación y la formación formales o en el marco de otras experiencias de aprendizaje (tales como experiencia laboral, voluntariado o aprendizaje por internet). 

  • Para cumplir estos objetivos, las herramientas existentes han de ser capaces de responder a nuevos fenómenos, como la internacionalización de la educación y el uso creciente del aprendizaje digital, y apoyar la creación de itinerarios de aprendizaje flexibles y coherentes con las necesidades y los objetivos de los aprendientes. 

  • En el ámbito de la juventud, una serie de estrategias temáticas , como Youthpass y la Estrategia Europea de Formación, tienen por finalidad ofrecer apoyo adicional para hacer frente a los cambios que se están produciendo en estas áreas.


Actividades de comunicación sobre los proyectos y sus resultados para maximizar el impacto 

  • Realizar actividades de comunicación sobre los proyectos y sus resultados resulta fundamental para garantizar repercusiones a distintos niveles. 

  • En función de la acción, los solicitantes de financiación con cargo a Erasmus+ deben planificar sus actividades de comunicación para compartir información sobre su proyecto y los resultados durante el ciclo de vida del proyecto y posteriormente. 

  • Las solicitudes de proyectos se evaluarán de acuerdo con los criterios pertinentes para garantizar que estos aspectos queden cubiertos. 

  • Asimismo, los solicitantes tendrán que evaluar el éxito de sus actividades de comunicación, tanto en términos cualitativos como cuantitativos. 

  • El nivel y la intensidad de las actividades de comunicación y difusión deberían ser proporcionales a los objetivos, el alcance y las metas de las diferentes acciones de Erasmus+. 

  • Los beneficiarios deben acreditar claramente el apoyo de la Unión Europea en todas las actividades y productos de comunicación y difusión, como por ejemplo actos, sitios web en internet y publicaciones. 

    • Concretamente, deben asegurarse de que el emblema de la Unión Europea figura en todos los materiales de comunicación y de que se respetan todas las disposiciones previstas en el convenio de subvención o en la decisión de subvención. 

    • En caso de incumplimiento de dichas disposiciones, podría aplicarse una reducción a la subvención del beneficiario. 

  • Para diseñar un buen plan de comunicación y difusión, los solicitantes deben tener en cuenta los siguientes aspectos:  

    • Los objetivos de comunicación: es decir, concienciar, promover valores sociales, desarrollar nuevas asociaciones de cara al futuro o influir en las políticas y prácticas.  

    • El público o grupo destinatario: las personas a las que uno desea llegar y que podrían aprovechar los resultados. Conviene ser lo más específico posible. 

    • Puede ser el público en general, partes interesadas, expertos, responsables de la toma de decisiones, medios de comunicación, etc.  

    • Los canales y las actividades para llegar al público destinatario: los solicitantes deben escoger los canales y las actividades más eficaces y apropiados para ajustarse a las necesidades de los destinatarios definidos, como por ejemplo redes sociales, actos o publicaciones.  

    • Los resultados del proyecto (productos y efectos): como por ejemplo guías de buenas prácticas, una herramienta o producto prácticos, informes de investigación o estudios, los conocimientos y capacidades adquiridos, etc. 

    • Los resultados deben compartirse y promocionarse en la Plataforma de resultados de los proyectos Erasmus+ (https://ec.europa.eu/programmes/erasmus-plus/projects_es).  

    • El calendario: es preciso planificar con eficacia el momento en que se desarrollarán las distintas actividades (vinculándolas a planes de trabajo / hitos), acordar metas realistas y garantizar la flexibilidad en función del progreso del proyecto, los cambios en las necesidades del público o grupo destinatario, así como la evolución del ámbito político y el procedimiento.  

    • Indicadores de rendimiento clave: los indicadores son una herramienta de gestión valiosa para realizar un seguimiento del progreso (e introducir ajustes en caso necesario) durante la ejecución del plan de comunicación y difusión y para medir el grado de éxito en la consecución de sus objetivos. 


Requisito de acceso abierto de Erasmus+ a los materiales didácticos 

  • Erasmus+ promueve el acceso abierto a los resultados y los productos elaborados en los proyectos para respaldar el aprendizaje, la docencia, la formación y el trabajo en el ámbito de la juventud. En especial, los beneficiarios de Erasmus+ se comprometen a poner a disposición del público de manera gratuita y con licencia abierta los recursos. educativos y herramientas producidos en el contexto de los proyectos financiados por el programa, como documentos, soportes, programas informáticos u otros materiales. 

  • Los materiales deberían ser de fácil acceso y obtenerse sin coste ni limitaciones; asimismo, la licencia abierta debe permitir que el público utilice, reutilice, adapte y comparta el recurso. Dichos materiales se denominan «recursos educativos abiertos». Para alcanzar dicho objetivo, los recursos deben subirse en formato digital editable a una plataforma adecuada y de acceso abierto. 

  • Si bien Erasmus+ anima a los beneficiarios a utilizar las licencias más abiertas, los beneficiarios pueden elegir licencias que impongan algunas limitaciones, como restringir el uso comercial por terceros o comprometer a otras personas a utilizar la misma licencia en obras derivadas, si esto se adecua a la naturaleza del proyecto y al tipo de material, y si sigue permitiendo al público utilizar, reutilizar, adaptar y compartir el recurso. 

  • El requisito de acceso abierto es obligatorio y se entiende sin perjuicio de los derechos de propiedad intelectual de los beneficiarios de las subvenciones. 



TEMA 3 OPOSICIÓN INSPECCIÓN CLM 2022 PARTE PRIMERA
TEMARIO


No hay comentarios:

Publicar un comentario