TEMA 32.- LA EDUCACIÓN DE PERSONAS ADULTAS. EDUCACIÓN A DISTANCIA. NORMATIVA BÁSICA.
32.1.- INTRODUCCIÓN
Estamos ante un tema vital, que se aborda dentro del temario de oposiciones al Cuerpo de Inspectores, como el último de 7 temas dedicados a las etapas educativas de nuestro sistema educativo, y no es algo casual ni arbitrario, sino que dicho orden responde a que la educación de personas adultas, o por acortar el término la educación de adultos, supone hacer realidad un principio bàsico de todos los sistemas educativos modernos, y aún más hacer efectivo el derecho fundamental a la educación recogido en nuestra Constitución y en el resto de Constituciones de los países de nuestro entorno y en la Declaración de los Derechos Humanos y de la Infancia que emanan de organizaciones internacionales, algunas respaldadas por la propia Organización de Naciones Unidas.
Efectivamente el derecho a la educación permanente, permite extender en el tiempo el acceso, permanencia, promoción y titulación en diferentes etapas y modalidades del sistema educativo sin importar la edad, el género, la residencia y ningún otro tipo de elemento diferenciador de la persona. La educación permanente permite acceder al sistema educativo a aquellos ciudadanos y ciudadanas que en su momento no pudieron finalizar alguna de las etapas, especialmente aquellas etapas consideradas básicas y obligatorias.
Pero no sólo consiste en ofertar alternativas para cursar la formación considerada básica a la población adulta, sino también a aquellas otras enseñanzas que siendo postobligatorias sean del interés de aquellos que accedan a las mismas a través de una oferta propia y alternativa, utilizando una metodología propia de la enseñanza para adultos, utilizando las nuevas tecnologías y el acceso a plataformas de aprendizaje.
Por tanto, si hay individuos que a través de las enseñanzas de régimen general no obtienen las titulaciones correspondientes, puede que estén en peligro de quedarse sin su puesto de trabajo, en una sociedad altamente dinámica, y en la que se suceden las transformaciones económicas gracias o a pesar de la globalización, que hace deslocalizar plantas de producción para trasladarlas a lugares donde los costes sean inferiores, provocando desempleo y necesidades de formación de los trabajadores y trabajadoras que pierden su puesto de trabajo. Es evidente que en la actualidad la estabilidad en el empleo es una quimera, y que un trabajador o trabajadora cambiará de puesto de trabajo varias veces a lo largo de su vida laboral, así como que muchos de los puestos intensivos en manos de obra desaparecerán.
El crecimiento económico depende de la inversión empresarial y ésta de la introducción de nuevas tecnologías que incrementen la productividad en los diferentes sectores económicos. Y para manejar esas tecnologías hacen falta trabajadores y trabajadoras competentes, y por tanto se requiere incrementar la formación de los ciudadanos y ciudadanas para adaptarlos a los requisitos del mercado laboral en cada momento, así como para actualizar o incrementar sus conocimientos personales, lo cual requiere acceder a recursos de formación variables, presenciales, on line, pruebas para obtener titulaciones y la preparación previa para superarlas, prácticas profesionales, reconocimiento de las competencias adquiridas a través de la experiencia laboral y la formación no reglada.
Durante este aprendizaje continuo, cada individuo debe ir tomando decisiones que afectan directamente a su futuro y a su proyecto de vida. Estas decisiones en la actualidad, aún están marcadas socialmente por el género, por un lado las chicas siguen tomando decisiones acerca de su formación en relación al cuidado de las personas, con estudios relacionados con las habilidades sociales. Y por otro lado, los chicos están condicionados socialmente, pero en este caso se dedican más a los estudios científicos y tecnológicos, y es algo que la Ley 3/2020 quiere evitar, porque sólo se puede lograr una verdadera calidad de la educación cuando no existan sesgos de ningún tipo, y la igualdad de oportunidades sea para todos y todas, y en este caso deben evitarse los sesgos que todavía quedan de género en las elecciones educativas de nuestras y nuestros estudiantes; también la educación de adultos provee de una respuesta adecuada para aquellos que quieren retomar su formación y acceder a estudios que en un primer momento no escogieron por presiones externas o por diferentes razones no estrictamente personales.
El Inspector o Inspectora de Educación deben conocer la oferta de los centros de Educación de Personas Adultas y de las vías y modalidades de acceso a la misma, pues es el o la profesional que debe supervisar que la organización del centro y el empleo de los recursos favorece el logro de la Programación General Anual, supervisando además los procesos de evaluación, titulación, requisitos de acceso del alumnado a lo largo del curso escolar.
A continuación vamos a comenzar a hacer un breve repaso por los antecedentes de la Educación de Adultos, analizaremos lo recogido en la Ley 3/2020, de 29 de diciembre, y pasaremos a analizar lo recogido en la Ley 7/2020, de Educación de Castilla - La Mancha y la normativa reguladora de las diferentes enseñanzas que se ofertan en los centros de educación de personas adultas, toda vez, que la Educación Permanente de Adultos, y su organización es competencia de las Comunidades Autónomas, confiriendo a cada Administración educativa la potestad de regular su organización y funcionamiento, y diseñar el curriculum de estas enseñanzas.
32.2.- ANTECEDENTES E HISTORIA DE LA EDUCACIÓN DE PERSONAS ADULTAS
La sociedad actual no se parece a la sociedad de hace unas décadas atrás, ya que ha habido una serie de cambios a nivel global que se reflejan en la organización del trabajo, puesto que los modelos tradicionales de producción y organización están desapareciendo (Bas y Guilló, 2008). Nos encontramos ante una situación de inestabilidad, que Bauman (2003) ha descrito como “Sociedad líquida”, en la que ya no existe la seguridad que había antes en los puestos de trabajo; ahora las personas se enfrentan a una situación de cambio constante, que les obliga a ir tomando decisiones a lo largo de su vida y estar formándose y reciclándose continuamente, intentando anticiparse a las necesidades del mercado laboral.
Según Bauman (2003), en esta sociedad líquida ningún individuo puede asegurar que vaya a obtener un empleo después de haber adquirido la formación o la experiencia adecuada para éste, y en el caso de lograr dicho empleo, es de poca duración. Se hace imprescindible así el desarrollo de las capacidades, habilidades y del conocimiento en sí para una mejor oportunidad de empleo.
Según Ducci (1996), debido a los cambios que están teniendo lugar en esta sociedad en tan poco tiempo, es necesario que los individuos tengan la capacidad para innovar y enfrentar el cambio, de gestionarlo, anticiparse y prepararse para él, en lugar de esperar a que las transformaciones repercutan en los mismos. Esta autora considera que el modelo de formación basado en la competencia laboral, sobre todo en los países en desarrollo, está afectado por varias esperas:
La primera es el nuevo ordenamiento económico-social. Nos encontramos en pleno proceso de globalización y desregulación de la economía, el cual se caracteriza por:
1) los crecientes flujos de inversión entre y a través de los países,
2) la apertura de los mercados,
3) la liberalización de la producción y del comercio,
4) la deslocalización y reubicación internacional de la producción,
5) la conformación de bloques de intercambio comercial,
6) la migración de fuerza de trabajo a través de fronteras,
7) el protagonismo de los sectores privados
y 8) la redefinición de la función del Estado.
La internalización de la economía ocasiona que haya presiones hacia la competitividad, y estas presiones originan reestructuraciones sectoriales.
Respecto al ámbito social, los problemas que antes sólo afectaban a los países en vías de desarrollo (el desempleo, la pobreza, la desigualdad y la exclusión), también están teniendo repercusión en los países desarrollados.
La segunda esfera hace referencia a las transformaciones en la organización de la producción y del trabajo.
Las empresas tienen que: ampliar la productividad, mejorar la calidad, producir de forma puntual, buscar nuevos y adecuados mercados, llegar a ellos con nuevos y mejores productos, innovar y adoptar, absorber y adaptar las nuevas tecnologías.
Lo que buscan las empresas es mejorar la inserción en el mercado y muchas veces la supervivencia, para crecer y estabilizarse económicamente, y a su vez aumentar su flexibilidad, disminuyendo a veces la plantilla de trabajadores fijos, y creando alianzas y fusiones que pueden ser complejas.
En consecuencia se generan despidos, eliminación de puestos de trabajo, cambio en la forma en la que se llevan a cabo los empleos disponibles y creación de nuevos puestos de trabajo, en los que son necesarias unas nuevas competencias que van evolucionando continuamente.
Este cambio constante que requieren los trabajadores, tanto dentro como fuera de las empresas, más la creciente inestabilidad, precariedad e inseguridad en las condiciones de empleo, hacen necesario que la mano de obra desarrolle las competencias a través de una formación continua que facilite el empleo periódico a lo largo de la vida activa.
Con la tercera se hace hincapié en el perfil que se necesita del nuevo trabajador. Se requiere en los puestos de trabajo de forma más habitual, una combinación de competencias cognoscitivas básicas, de comportamiento profesional y técnicas específicas.
Las primeras se refieren a los distintos niveles de dominio de las áreas fundamentales del conocimiento (la lectura y escritura, el lenguaje y la lógica aritmética);
las segundas incluyen las aptitudes, actitudes y valores asociados al desempeño profesional;
y las terceras representan los conocimientos, habilidades y destrezas que son necesarias en el campo especializado del trabajo que se vaya a realizar.
Lo que destaca en la nueva forma de organización del trabajo y de la producción es la exigencia de una capacidad permanente de adaptación al cambio, y de desarrollo de las propias competencias, tanto a nivel individual como del conjunto de la unidad de producción.
Es preciso un cambio en la actitud de las empresas que fomente el desarrollo de la competencia laboral de sus trabajadores.
La cuarta esfera es la de los sistemas de educación y de formación profesional. Casi todos los países del mundo se enfrentan a revisiones acerca de la orientación, del enfoque de la formación y la educación; y también a reformas radicales en la organización de los sistemas que regularizan su funcionamiento.
Se llevan a cabo nuevos sistemas de regulación que llevan a una expansión de actores no tradicionales, ejecutores de programas de educación y formación.
Estamos inmersos en una liberalización creciente de la oferta formativa, que precisa nuevos enfoques conceptuales y metodológicos, con el fin de tener en armonía un sistema cada vez más complejo.
Se busca un nuevo equilibrio entre la oferta formativa y la demanda de competencias profesionales del mercado; se pasa de una etapa basada en una oferta formativa que no concordaba con las necesidades reales de la producción, hacia el énfasis en las demandas del mercado.
De acuerdo con Mas Ivars y Quesada Ibáñez (2005), en la sociedad actual han influenciado con fuerza y en un tiempo reducido las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación, es decir, las TIC; señalando varios puntos importantes: Las TIC han repercutido en diversos aspectos, tales como: 1) los hábitos de vida, 2) las pautas de consumo y la relación entre individuos, empresas o Administraciones Públicas, 3) la organización de la producción, 4) la distribución de productos, de información y conocimientos. Estos cambios que han supuesto las TIC en tan poco tiempo, han calificado este movimiento como revolución tecnológica, contribuyendo en gran medida al fenómeno de la globalización, ya que sin las TIC la sociedad seguiría aún bastante limitada. Este fenómeno de globalización, De La Dehesa (2000: 165) lo define como un «proceso dinámico de creciente libertad e integración mundial de los mercados de trabajo, bienes, servicios, tecnología y capitales».
Las TIC contribuyen a la aceleración de la construcción de la sociedad del conocimiento, ya que posibilitan que la información se produzca y se gestione a gran escala y a bajo coste. Para que la información se transforme en conocimiento, debe haber sido tratada mediante procedimientos inteligentes capaces de extraer nuevos conocimientos del elemento informativo concreto; sin inteligencia, la información no puede convertirse en conocimiento y tendría un valor muy bajo.
El aprendizaje y la educación básica de adultos son importantes, tanto dentro como fuera del sistema escolar; el aprendizaje con la familia, en la comunidad, en el trabajo, con los amigos, a través de los medios de comunicación, por medio de la observación, haciendo, enseñando, participando, etc. (Torres, 2002). Según esta autora, hay algunas cuestiones que son preocupantes: El aprendizaje a lo largo de toda la vida se está considerando como una necesidad y un comienzo para los sistemas de educación y aprendizaje de todo el planeta.
En los países desarrollados está siendo adoptado para sus propias sociedades, en los que hay una creciente demanda y oferta de Educación No Formal; y se considera como una vía complementaria de aprendizaje permanente para todos. Pero en los países en vías de desarrollo, esta Educación No Formal sigue estando asociada a una educación remedial y compensatoria para los pobres.
Las necesidades educativas que presentan los adultos (padres, vecinos, trabajadores, consumidores, ciudadanos), no están siendo prioritarias en las nuevas iniciativas, compromisos, recomendaciones y estimaciones de costos realizados a nivel internacional. Se ha sustituido la meta de “erradicar el analfabetismo” por una menos comprometida y a nivel mundial, como es “reducir el analfabetismo”, sin asegurar los recursos y los refuerzos que son necesarios para hacer la meta una realidad.
Los jóvenes y las mujeres son grupos que se están priorizando dentro de la población adulta, reduciéndose la edad de estos cada vez más, y en una época en la que la vida se está prolongando. Así, los adultos que son más mayores quedan relegados como sujetos de educación y aprendizaje. El argumento de que la educación básica de adultos en términos de costo-beneficio, no era viable, y que además se concentraba el esfuerzo en la educación primaria como estrategia frente al analfabetismo, ha dado un vuelco. Se ha dejado de pensar que la educación extraescolar de adultos puede ser más costo-efectiva que la educación primaria, para considerar la educación de adultos y la educación no formal como un sustituto de la escuela, como una opción más barata para la educación básica de niños/as.
Para introducir cambios en los países subdesarrollados, los países desarrollados es necesario que cambien, cooperando para el desarrollo; esto es un paradigma para todos, y es preciso reconfigurar la educación y los sistemas de aprendizaje en el planeta entero. La educación está enmarcada por profundas reformas económicas y sociales, y no se puede entender, gestionar y cambiar la educación sin tener en cuenta el contexto económico y social, y actuar en él.
La educación de adultos en países subdesarrollados ha estado inmersa entre recursos y atenciones muy pobres y expectativas bastante ambiciosas (autoestima, empoderamiento, construcción de ciudadanía, organización comunitaria, habilidades para el trabajo, generación de ingresos, y alivio de la pobreza). Para que la alfabetización y la educación de adultos tengan los impactos deseados en la vida de las personas, las familias y las comunidades, los gobiernos y la comunidad internacional deben invertir más en el aprendizaje y la enseñanza básica de adultos; además de realizar reformas económicas y sociales significativas.
La pobreza no es resultado del analfabetismo, sino todo lo contrario. La educación y el aprendizaje a lo largo de la vida significa un modelo inclusivo, al que pertenecen todo tipo de individuos (los niños y niñas, los jóvenes y adultos), tanto aprendiendo como enseñando. Esta educación de adultos no se puede seguir viendo desde una perspectiva marginal y aislada, como si fuera una meta distinta, asociada a expresiones como “no-formal” y “fuera de” la escuela.
A lo largo de la historia el horizonte de la formación es la Educación Permanente que amplía el proceso continuo para que la persona sea “sujeto educativo” durante toda la vida. La pregunta principal, por lo tanto, no es si las nuevas técnicas de la información deben utilizarse en la educación, sino cómo garantizar un amplio acceso y la diversificación de la producción y transmisión de la información (López - Barajas, y otros, 2002) p. 19. Aparece la necesidad de aprender a lo largo de toda la vida, aspecto que teniendo en cuenta la nueva sociedad del conocimiento, añade nuevos desafíos para atender las nuevas demandas educativas.
En este contexto, trataremos de acotar la definición de la Educación de Adultos, advirtiendo que está sujeta a múltiples interpretaciones y variables, al no ser el objetivo central del presente trabajo, aceptaremos como punto válido de referencia la recomendación relativa al desarrollo de la educación de adultos, adoptada en Nairobi: Educación de adultos: “[…] designa la totalidad de los procesos organizados de educación, sea cual sea el contenido, el nivel o el método, sean formales o no formales, ya sea que prolonguen o reemplacen la educación inicial dispensada en las escuelas y universidades, y en forma de aprendizaje profesional, gracias a las cuales las personas consideradas como adultos por la sociedad a la que pertenecen, desarrollan sus aptitudes, enriquecen sus conocimientos, mejoran sus competencias técnicas o profesionales o les dan una nueva orientación, y hacen evolucionar sus actitudes o su comportamiento en la doble perspectiva de un enriquecimiento integral del hombre y una participación en un desarrollo socioeconómico y cultural equilibrado e independiente”. (UNESCO, Recomendación relativa al desarrollo de la educación de adultos, 1976)
Las sociedades, a lo largo de la Historia, están en permanente cambio y evolución; la educación tiene una relación directa del momento en el que le toca vivir, en este caso, no es solo es el cambio producido, sino la velocidad del cambio y la herramienta que provoca este vertiginoso movimiento es Internet, según (Cert, 23) “una ola imparable”. “La velocidad del cambio” en nuestra sociedad, que viene impuesta por el nuevo medio interactivo de comunicación citado de Internet, que pone en comunicación los ordenadores personales (lo local) entre sí (global) a un ritmo trepidante; en el año 1996 tan solo había 10 millones de ordenadores conectados en todo el mundo, en tan solo 17 años han pasado a ser 2.405.518.376 personas conectadas a Internet en el mundo según (A Day in The Life of The Internet, 2013) en su última información sobre el estado de Internet. Esta velocidad del cambio la podemos comprobar, también, en España; en el año 1996, hace tan solo 18 años, solo 342.000 personas (el 1 %) se conectaban a Internet, hoy son 25.379.000 y representan el 64.5% de la población, según datos de (AIMC, 2014).
La sociedad se transforma al ritmo vertiginoso que impone Internet, como hemos visto, por ello es preciso que sus ciudadanos sean capaces de transferir “su saber”, el “valor de su conocimiento” eficazmente a la sociedad. Pero, ¿qué entendemos por “sociedad de la información” y por “sociedad del conocimiento”?, términos que muchas veces se superponen y confunden. En este sentido precisaremos que la “información” no coincide con el concepto de “conocimiento”; ésta necesita ser interpretada, y apoyarse en estructuras conceptuales que le den sentido. Tener mucha información no es sinónimo de saber utilizarla e interpretarla; en un mundo como el actual en el que la cantidad de información se multiplica a un ritmo vertiginoso, lo importante es saber “seleccionar” para poder utilizar e integrar convenientemente.
Para (Jiménez R. (Coord.), 2010) (p.149), el concepto "sociedad de la información" lo considera como la creciente capacidad tecnológica para almacenar información, cada vez de forma más intensa y veloz, y difundirla circular rápidamente y con la mayor capacidad de difusión, utilizando las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (las denominadas TICs), y se diferencia en “tres grandes etapas en el uso del conocimiento en los últimos siglos”
1ª- Revolución industrial: el saber se aplica a las herramientas. Es el momento de la aparición de las máquinas.
2ª Etapa de la revolución en el saber, se aplica a la productividad del trabajo
3ª- Etapa de la gestión en la que el saber y el conocimiento se aplica a la productividad del mismo saber.
La UNESCO en su documento (Etapas hacia las sociedades del conocimiento, 2008) ha adoptado el término "sociedad del conocimiento", o su variante, "sociedades del saber", dentro de sus políticas institucionales. Ha desarrollado una reflexión en torno al tema, que busca incorporar una concepción más integral, no ligado solamente a la dimensión económica. El (Subdirector General de Información y Comunicación de la Unesco, Abdul Waheed Kahan, 2003) escribió en 2003: “Desde mi punto de vista, el concepto ‘sociedad del conocimiento’ es preferible al de ‘sociedad de la información’ porque refleja mejor la complejidad y dinamismo de los cambios (…) el conocimiento es importante no solamente para el crecimiento económico, sino también para el empoderamiento y desarrollo de todos los sectores sociales”
¿Podemos dejar en la cuneta a 800 millones de personas adultas que en este momento, según la ONU, se consideran “analfabetas”?. ¿Cuántas personas más, además, serán “analfabetos digitales”, al ritmo vertiginoso que avanza la sociedad? La gravedad de estas cifras llevó a la (Proclamación del Decenio de la Alfabetización de las Naciones Unidas en Nueva York, 2003) con la finalidad de reducir este analfabetismo. Para afrontar y salir del analfabetismo ya sea cultural o digital (o ambos a la vez), requiere de inversiones en Educación, algo que parece, en los últimos años, no se está produciendo, incluso en países desarrollados, según las últimas cifras oficiales (ver Anexo nº 3).
En este mundo “global y cambiante” (Gimeno Sacristán, 2001) señala: “los procesos de globalización afectan a la educación porque inciden sobre los sujetos, los contenidos del currículum y las formas de aprender” (p.135). Los profesores no van a ser suplidos por las nuevas tecnologías, pero pueden quedar desbordados y deslegitimados en el nuevo panorama.
En la sociedad de la información los profesores han de informarse más y mejor porque han de convertirse en mediadores que orienten, den criterio, sugieran y sepan integrar la información dispersa para los demás. La “brecha digital” según (Crovi, 2002), no es “solo” que una persona no pueda conectarse a Internet, que también; supone, además, que no sea capaz de tener la capacidad suficiente que le permita seleccionar, jerarquizar, interpretar y hacer uso de la información para mejorar su calidad de vida. Desde su perspectiva define tres dimensiones en las que puede aparecer la “brecha o abismo digital” que son la tecnológica, la de conocimiento y la de participación. Solo con que falta una de ellas podemos hablar de brecha digital, que impide la igualdad de oportunidades y genera exclusión social.
Tecnológica
Ligada a proveer infraestructura necesaria los países y personas
De Conocimiento
Vinculada a las habilidades y saberes que deben poseer las personas e intregrarlo en su vida Participación
Aplicación de los conocimientos en un contexto democrático para intervenir en toma de decisiones
La definición para considerar a una persona “adulta” no tiene una homologación general en todas las sociedades y culturas. En España, si nos atenemos a la edad legal, se establece, según el artículo 12 de la Constitución, a los 18 años, aunque hay un consenso, casi generalizado, que en la etapa adulta es mejor hablar de “madureces específicas” según el monográfico de los (Fundamentos de la Educación de las Personas Adultas, 2009), Módulo I, p. 12, pudiéndose establecer diversas etapas, desde un punto de vista “psicosocial” (Erikson, 1991) (que ya advierte que “no son rígidas).
Además, se definen cinco grandes rasgos de personalidad bastante estables en la etapa adulta en cinco dimensiones:
a) Apertura: imaginativo, curioso, artista, creativo, abierto a nuevas experiencias
b) Conciencia: organizado, deliberado, cumplidor, autodisciplinado
c) Extraversión: sociable, asertivo, activo
d) Amabilidad: amable, colaborador, poco exigente, generoso
e) Neuroticismo: ansioso, malhumorado, crítico, autoexigente
Brundage y Mackeracher (1980), en (Fundamentos de la Educación de las Personas Adultas, 2009) Módulo I, p. 31, definen el aprendizaje del adulto como “un proceso cíclico que continúa y cambia a través del tiempo y en el que los aprendizajes de un ciclo son inputs del siguiente. Este concepto implica un equilibrio inestable entre cambio y estabilidad, estructura y proceso, contenido y actividad. Se realiza, además, en un contexto preciso, en un tiempo y en un espacio particulares”, según amplía (Jiménez R. (Coord.), 2010) (p. 132). En función de esto el adulto se ve influenciado por estas “cinco dimensiones” en la toma de sus decisiones: hábitos de salud, laborales, convivencia en pareja o ruptura, relaciones sociales, etc.
La puesta en marcha de estrategias que favorecen un aprendizaje significativo se encuentra determinada muy directamente por la motivación intrínseca del sujeto. Izquierdo (2006) en (Fundamentos de la Educación de las Personas Adultas, 2009) p. 12, citando a Erikson, sostiene que el problema fundamental para motivar al adulto es favorecer la “generatividad frente al “estancamiento” bien por desistimiento o bien por autocomplacencia. En este espacio, se cita el informe del proyecto Marland 3 (1981) que señala nueve pasos, muy prácticos, que los alumnos deben seguir para realizar un trabajo, aconsejando a los profesores que utilicen las siguientes nueve preguntas.
Desde el punto de vista pedagógico para la enseñanza de las personas adultas, existe una serie de características propias en el comportamiento adulto, según (Jiménez R. (Coord.), 2010) como son:
Muchas características del aprendizaje adulto coinciden con otras etapas, pero no siempre son las mismas que en otras etapas del aprendizaje, existen factores específicos.
Reproducen esquemas de aprendizaje en la escuela tradicional.
Prefieren que les indiquen que tienen que aprender, cómo y dónde. - Ante una nueva situación crítica, las personas adultas tienden a “recuperar” una situación anterior, más que cambiar las estructuras para afrontar la nueva situación.
La persona adulta siempre trae aprendizajes adquiridos y han de ser, inexcusablemente, parte del proceso de aprendizaje, tratando de que la tarea de aprendizaje propuesta esté definida en tiempos y espacios reducidos; la persona adulta en la Sociedad del Conocimiento, rompe el concepto de espacio y tiempo, requiere una oferta educativa y una metodología práctica, aprovechando su experiencia (también a nivel profesional para la habilitación de las competencias laborales adquiridas), que le permita “aprender en la vida (y en la red) y para la vida”.
El (Informe PISA Educación de Adultos (PIAAC), 2013) publicado por la (OCDE, 2013), proporciona información “para mejorar la toma de decisiones que afectan a la formación, inicial y continua, así como al desempeño laboral de los ciudadanos y, sobre todo, a la satisfacción consigo mismos” (p. 6). El citado informe PISA para las personas adultas, trata de una prueba de matemáticas y de la comprensión lectora de los adultos, así como de competencias digitales, de 23 países desarrollados, 22 de los cuales forman parte de la OCDE. Este informe permite una radiografía sobre la EPA, comparada, que hemos de tener en cuenta.
Comprensión lectora
España 27% 5%
OCDE 15% 12%
UE 16% 11%
Matemáticas España
31% 4%
OCDE 19% 13%
UE 19% 12%
Comprobamos que la distancia con la OCDE y la UE en los niveles más bajos (nivel 1) es ligeramente superior en los niveles culturales máximos (nivel 4 y 5); aunque en ambos sigue siendo significativo, especialmente en Matemáticas en los niveles culturales más bajos. Observamos que la distancia con la Unión Europea y la OCDE es mayor, cuanta mayor edad tiene la persona adulta; o dicho de otra manera, el sistema educativo español ha acortado la distancia en los niveles de comprensión lectora en las personas que tienen menos edad, es decir que han salido del centro educativo en los últimos años; aunque existe, todavía, una distancia que es preciso corregir, en una doble dirección, en la propia escolaridad obligatoria, y también en la formación de las personas adultas para el resto de la población que no está en la escolaridad obligatoria.
La Educación de Adultos en España ha estado vinculada, como no podría ser de otra manera, a las circunstancias políticas y sociales de cada época. Desde el siglo XIX, la primera referencia la encontramos en el denominado “Informe Quintana” de 9 de septiembre de 1813, a raíz de la Constitución de 1812, que pretendía modernizar la educación en nuestro país, convertirla en gratuita y universal; centrándonos en el ámbito de la Educación de Adultos, según (Araque Hontagas, 2009) “se diseñó a través de los Ateneos, cuyo precedente lo encontramos en la labor cultural desarrollada por las Sociedades Económicas de Amigos del País”.
Los pobres resultados (y dispersos) de la normativa aplicada con la Ley Moyano (9/12/1855), se debían, previsiblemente, a que eran los Ayuntamientos (con el apoyo de las Diputaciones Provinciales) las instituciones responsables de la formación de adultos, sin que existiera una estrategia común y nacional para todo el estado y no en todos los ayuntamientos, lógicamente, se le daba la misma prioridad. (Ver Anexo nº 10)
Según (Moreno Martínez, 1992) (p. 111) el mayor número de alumnos matriculados se produce durante la II República, con más de 500.000 alumnos; bajando en unos 125.000 alumnos en el año 1.955, quedando, por tanto, 400.000 alumnos matriculados, principalmente para cubrir las necesidades de formación ante el “analfabetismo”.
Los alumnos matriculados eran hombres en un 94 %, y la tasa de analfabetismo, a comienzos de los años cuarenta, llegaba a unos 5.000.000 de españoles mayores de diez años y reflejaba el “retraso cultural español”. En la información que publica (INE, 2011) en la panorámica de 150 años de Historia a través de los datos, podemos comprobar la evolución histórica del analfabetismo en España. (Figura nº 22).
En materia de EPA hemos de realizar referencia obligada al documento (La Educación de Adultos. Un libro abierto, 1996) del Ministerio de Educación y Ciencia, puesto que sus contenidos conformaron el soporte principal del Título III de la Educación de Adultos de la (LOGSE, 1990), desde una perspectiva integral para garantizar la adquisición de “conocimientos y aptitudes para su desarrollo personal y profesional”.
Se obliga a la colaboración entre las diversas administraciones (con competencias en la materia) para conseguir los objetivos que se detallan en el “Artículo 51.b”, referidos a la formación básica, acceso a otros niveles del sistema educativo, la cualificación profesional y a “desarrollar su capacidad de participación en la vida social, cultural, política y económica”. Este desarrollo integral de la Educación de Adultos, según (Sebastián Vicente, 2005) era una cuestión fundamental, sobre todo en la segunda mitad de los ochenta, (p. 120).
Actualmente la recientemente (LOMLOE, 2020) aprobada no sustituye, al menos por el momento, la regulación vigente autonómica de la Educación de Adultos, que derivan de la (LOGSE, 1990) .
TEMA 32 OPOSICIÓN INSPECCIÓN PARTE PRIMERA
TEMA 32 OPOSICIÓN INSPECCIÓN PARTE SEGUNDA
TEMA 32 OPOSICIÓN INSPECCIÓN PARTE TERCERA
TEMA 32 OPOSICIÓN INSPECCIÓN PARTE CUARTA
TEMA 32 OPOSICIÓN INSPECCIÓN PARTE QUINTA
TEMA 32 OPOSICIÓN INSPECCIÓN PARTE SEXTA
TEMA 32 OPOSICIÓN INSPECCIÓN PARTE SÉPTIMA
TEMARIO
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