sábado, 25 de diciembre de 2021

TEMA 45 OPOSICIÓN INSPECCIÓN CLM VISITA SEGUNDA PARTE

45.3.- LA VISITA DE INSPECCIÓN


Los inspectores e inspectoras de educación tenemos entre nuestras atribuciones, la de visitar los centros y servicios educativos. Esta prerrogativa es histórica, puesto que ya en 1849, en un Real Decreto promulgado el 30 de marzo, se concedía a los Inspectores Generales la posibilidad de visitar las Escuelas normales y ordinarias. De manera que para el desempeño del trabajo de inspección, la visita ha sido una encomienda básica que no se ha interrumpido nunca, manteniéndose intocable hasta la actualidad, como una de las actividades fundamentales e ineludibles de la Inspección educativa. 

 

Sin la visita difícilmente se podrá tener la información necesaria, significativa y completa para lo que pueda devenir. La visita no es sustituible por otras fuentes de información. Toda la información documental, estadística o informática puede y debe servir para preparar, ayudar y complementar, pero ninguna fuente documental o estadística puede sustituir la visita en el terreno educativo. Es más, guiados, exclusivamente, por la documentación burocrática podemos cometer errores graves, así como llevar a cabo actuaciones estériles. 

 

La tarea de visitar las dependencias, donde se desarrolla la enseñanza, se ha consolidado a lo largo de los años, si bien con distintos focos o prismas, así como con distinta frecuencia, dependiendo de la época y los intereses de quienes han ejercido el control de la inspección. En todo caso, la razón de ser de la inspección educativa entronca con la necesidad de ver y mirar lo que ocurre en los centros educativos y en las aulas. 

 

De lo contrario, el desarrollo de las tareas inspectoras se reducirá a meros formalismos burocráticos, con el peligro añadido de adquirir un conocimiento alejado y, por tanto, erróneo de la realidad, con la consecuencia de que la tarea no solo sea infructuosa, sino además contraproducente, y más dañina que beneficiosa. 

 

Podemos ver un centro en los papeles, pero mirar su realidad e interpretarla solo se puede hacer a “pie de obra”. y con la mayor participación posible. Se puede afirmar, e históricamente puede demostrarse, que visita e inspección son términos indisolublemente unidos, de manera que cuando se han alejado, se ha puesto en juego la naturaleza esencial de la profesión, lo que debe tenerse en cuenta para el futuro. 

 

“Ver”, es una acción que implica una serie de condiciones fisiológicas relacionadas con el sentido de la vista, fundamentalmente de origen externo, el ojo y sus componentes, e interno, para el control y la interpretación de lo que se ve. Para la visita de inspección educativa, a la capacidad básica de recibir estímulos visuales, deben unirse otras relacionadas como: la predisposición a ver (actitud para hacerlo), el saber ver (procedimiento de búsqueda y cuestionamiento de la situación), y las posibilidades de ver (experiencia y formación o marco conceptual desde el cual se busca y se interpreta). 

 

Entendemos este “Ver” en un sentido amplio, más allá de lo visual, que es como debemos entenderlo para nuestro propósito. En cada visita el inspector o la inspectora de educación verá de una forma distinta, incluso cuando el propósito pueda considerarse igual o similar. No cabe duda de que tener propósitos parecidos, al realizar las visitas por parte de personas distintas, puede ayudar a prepararla previamente de manera similar, a enfocar la atención sobre determinados aspectos y no otros, y a extraer ideas y conclusiones que respondan a las pretensiones iniciales. 

 

Pero, aun así, los elementos personales, la experiencia y formación, así como el oficio influirán decisivamente en el desarrollo de la visita y en las consecuencias, fértiles o no, de la misma. En la visita se ve, pero con una determinada mirada, como siempre que un ser humano ve algo, condicionada por sus intereses, su formación, sus capacidades, su oficio, su historia personal, etc.

 

En principio, el “Ir a ver” debe surgir de una necesidad y un propósito. De la misma forma que la visita del médico de familia, parte de la necesidad de salud del enfermo y de sanar del médico; la visita a un museo surge de la necesidad de satisfacer un deseo estético o histórico; la visita a un amigo de la necesidad de filiación humana; la visita de un inspector o inspectora de educación debe partir de una necesidad, un empeño, un propósito que pueden ser variopintos, y de los que dependerá la forma de proceder. 

 

Necesidad y propósito están íntimamente relacionados, pueden derivar de un plan preestablecido e intencional o de las incidencias que puedan surgir. En todo caso, tanto necesidades como propósitos deben relacionarse con las funciones que tiene encomendadas la inspección educativa. 

 

La primera y fundamental, garantizar el derecho a la educación de los alumnos, a través del cumplimiento de las grandes normas que regulan nuestro ordenamiento general y educativo y, en relación con la anterior, la mejora de los procesos de enseñanza y aprendizaje a través de los grandes principios pedagógicos. 

 

No debe entenderse lo que aquí se dice como el típico preámbulo en el que aparecen las grandes palabras a las que, parafraseando a Machado, les viene bien siempre un poquito de exageración. 

 

En absoluto, cuando un inspector o inspectora de educación visita un centro debe tener como prioridad fundamental los alumnos y alumnas, como titulares del derecho a la educación del que el inspector debe ser garante. Los padres y madres, el profesorado y el equipo directivo son intermediarios de ese derecho, pero no sus actores principales, lo que debe quedar meridianamente claro para la inspección a la hora de mirar e interpretar la realidad y, sobre todo, a la hora de proponer medidas concretas.

 

En este sentido, deben servirnos como referencia las palabras de Antonio Ballesteros, inspector de Primera Enseñanza de la 2ª República: “La escuela debe tener una sola política, defender los derechos del niño.” 

 

Como hemos dicho, cualquier visita debe tener un propósito, un por qué y un para qué. No obstante, aunque el inicial o previo esté bien concebido y concretado, durante la visita se pueden abrir otras posibilidades no directamente relacionadas con aquel, que pueden contribuir a enriquecer el conocimiento del centro por parte del inspector o equipo de inspectores. 

 

En cualquier caso, la capacidad para centrar el foco de atención es una cualidad fundamental para el desarrollo adecuado de la visita, sobre todo cuando la misma, como así debe ser, responde a un propósito bien definido, estableciendo los cortafuegos necesarios al posible desvío intencionado o no, por parte de los miembros del centro o servicio visitado. 

 

Dichos desvíos, si se produjeran, también deberán ser detectados y analizados por el inspector en la interpretación final de la visita, ya que siempre responden a unos motivos, de mayor o menor relevancia, que no deben ser despreciados porque pueden abrirnos caminos hacia territorios desconocidos y relevantes. 

 

A veces, podrán deberse a un desvío intencionado que pretende ocultar más que desvelar, pero en otros puede ser exactamente lo contrario, es decir, aprovechar la presencia del inspector para facilitarle información sobre aspectos que a los que se encuentran diariamente en el centro les resultan importantes.

 

El propósito de la visita determinará su sentido, entendido como la acción, lo que ocurre durante la misma. 

 

El propio inspector y los miembros del centro deben comprender la visita, antes, durante y después, desde su propósito hasta las distintas actuaciones que deberán dotar de sentido a la misma, tanto para el inspector que la realiza, como para quienes la reciben. Comenzando por la llegada y el saludo, la reunión inicial con miembros del equipo directivo, las entrevistas o reuniones posteriores, las visitas a aulas u otras dependencias, la recogida de información documental, la finalización con conclusiones, acuerdos y posibles propuestas, conformarán lo que hemos denominado sentido de la visita. En su desarrollo el inspector se expone ante el centro. 

 

Pensar que una autoridad externa legitima y otorga fiabilidad a cualquier acción, llevada a cabo por la inspección, es un grave error profesional. Por lo que cuidar el sentido de la visita en los términos enunciados, es algo crucial. La legitimación y fiabilidad hay que ganárselas a lo largo de las sucesivas visitas, por lo que no deberá afrontarse de la misma forma la primera que las siguientes. Desde este punto de vista, ninguna será igual a otra. Podrán repetirse los propósitos, pero el sentido es una construcción a largo plazo, lo debemos ir elaborando a lo largo de muchas visitas para que, en el proceso, el centro y todos y cada uno de sus miembros, adquiera una visión diáfana de cuál es el sentido general de las visitas de inspección independientemente de sus propósitos coyunturales. 

 

La visita debe tener una finalidad, un impacto en el centro, y unas consecuencias que pueden plasmarse en un informe, aunque no necesariamente. El impacto en el centro va a depender, por supuesto, de variables internas, referidas a su organización, a las motivaciones y expectativas de los miembros del mismo, a su cultura y clima, a su historia, incluyendo las relaciones previas, etc. 

 

Pero también va a depender de cómo se haya llevado a cabo por parte de la inspección educativa. Además de las condiciones internas mencionadas, la pertinencia y eficacia de las acciones o propuestas realizadas, determinarán los efectos de la visita. Una entrevista mal planteada, una fuente de información inadecuada, un documento mal interpretado, una visita al aula mal enfocada, una reunión mal desarrollada, pueden dar lugar a efectos perniciosos e incluso contraproducentes respecto al propósito inicial y, lo que es más importante, al sentido de futuras visitas o encuentros que puedan o deban producirse. 

 

Es importante, en este aspecto, cuidar los inicios, tanto en las formas como en la claridad, porque pueden agilizar o bien entorpecer esa construcción necesaria del sentido de las visitas de inspección. 

 

El fin de la visita se podrá valorar en la medida que se haya conseguido la meta, entendida como el grado de consecución de lo que se pretendía. Quien visita debe contar con un criterio o criterios de valoración de la misma, sea individualmente o en equipo, incluyendo la autoevaluación y la autocrítica. Tras la finalización debemos emitir un juicio que puede ser definitivo o parcial, según el momento y el grado de conocimiento, así como la posibilidad de contrastar las informaciones.

 

Para llevar a cabo una visita de inspección y en el desarrollo de la misma debemos tener en cuenta una serie de principios:

  • Pertinencia: La visita debe producirse a propósito de algo, según se ha dicho anteriormente. La pertinencia le otorgará posibilidades de eficacia, es decir que sirva para la mejora de la situación. La presencia de la inspección educativa en un centro es un hecho relevante, por lo que no se puede producir en cualquier momento y de cualquier manera. Por todo ello es necesaria una reflexión y preparación previa, para que la visita no altere notablemente lo que se pretende mirar, evitando distorsiones que nos lleven a interpretaciones erróneas y daños añadidos, como los que, en términos coloquiales, produce “un elefante en cacharrería”.

  • Confianza: Teniendo en cuenta que la visita debe servir siempre para el conocimiento y, por tanto, debemos recabar información, esta será más veraz si la inspección es capaz de generar un clima de confianza con los miembros del centro. Para el cual se debe cuidar especialmente la primera visita, mostrarse abierto y confiado, escuchar al centro y sus protagonistas, dejar claras y justificadas las finalidades de la visita argumentando con normativa, prudencia.

  • Transparencia:  vinculada “al buen gobierno” y la buena administración y constituye, al mismo tiempo, un derecho de la ciudadanía del siglo XXI. En este sentido, en general, pero particularmente en las visitas de inspección, es necesario que el inspector establezca un régimen de claridad sobre la información, las intenciones, las responsabilidades, y las posibles consecuencias.

  • Colaboración: a la inspección de educación se le debe la colaboración de todos los funcionarios y trabajadores de un centro educativo. Pero el hecho de que exista esta atribución inspectora no garantiza la auténtica colaboración, necesaria para una aproximación real al conocimiento y, sobre todo, a los problemas y dificultades del centro. Asumir la dirección de las diferentes acciones de la visita diseñando y animando el proceso, las reuniones, entrevistas, visitas a las aulas, lectura de documentos. El inspector o inspectora debe determinar quiénes son los informantes o actores claves e implicarlos. Se debe procurar que, en el conjunto de visitas a un centro, como proceso continuo, o bien cuando se desarrolla una actuación que requiere varias visitas, los miembros del centro participantes conozcan avances de los resultados a lo largo de dicho proceso.

  • Globalidad: En cualquier visita, aunque focalicemos la atención sobre aspectos concretos para delimitar los campos que nos permitan un acercamiento a la realidad, no debemos olvidar que el centro es un ecosistema complejo debido a que tiene historia que, por cierto, debería conocerse previamente, influencias múltiples de entornos diversos y, además, una organización interna, más allá de la legal o formal, compuesta de planos diversos que interactúan como un campo de fuerzas. En concreto, para un abordaje global, en la visita, o en el conjunto de visitas que se realicen, debemos adoptar una estrategia que permita: 

    • 1. Identificar y definir la situación o problema. 

    • 2. Definir factores y protagonistas fundamentales. 

    • 3. Recopilar información y datos históricos y actuales. 

    • 4. Acordar y compartir un diagnóstico previo con los miembros del centro.

    • 5. Establecer las acciones a llevar a cabo. 

    • 6. Informar y evaluar de los resultados obtenidos.

  • Lealtad:  Lo que une a un director, a un profesor, con un inspector, en su calidad de funcionarios públicos, son los principios y derechos legales básicos y su ejercicio en condiciones de igualdad. Este es el terreno de juego en el que deben encontrarse independientemente de las funciones y atribuciones de cada cual.

  • Autoridad: El Estado tiene asignada, constitucionalmente, la inspección del sistema educativo por lo que necesita funcionarios que desarrollen dicha tarea y, para la misma, se hace necesario que estos ostenten amplias funciones y atribuciones derivadas de dicha condición y de tan importante labor.

 

Características y cualidades básicas de un Inspector:

  • Atención y escucha. Prestar atención en una visita de inspección implica a todos los sentidos, en particular, el oído y la vista, y necesidad de capacidades para la interpretación de la información que oímos y vemos.

  • Empatía y comprensión. Ocupa un lugar relativamente ajeno a la institución, pero, en cambio, posee todas las consideraciones para desarrollar sus funciones en la misma y se le suele conceder gran importancia, por sus consecuencias, a sus actuaciones. Por tanto, su estatus le otorga una posición extraña, pero, a la vez, no inocua sino todo lo contrario. Su condición de bisagra le permite sentirse miembro del “marco” (Administración) y también de la “puerta” (centro), al menos, durante el periodo que ejerza sus funciones en él. 

  • Cortesía. La cortesía supone mantener un buen equilibrio entre el estatus como inspectores que visitan un centro y la adaptación a las características y condiciones de los miembros del mismo. Un principio básico de la cortesía es tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros. La cortesía lejos de alterar el estatus o consideración de quien visita, refuerza su imagen y su autoridad.

  • Comunicación. Por último, es conveniente añadir que el inspector debe dejar claro, desde el primer momento, a todos los miembros del centro cuáles, serán sus canales de comunicación, para evitar malentendidos, retrasos, rumores o dispersiones. Así se contribuye también a la necesaria transparencia de la que hablábamos anteriormente.

  • Visibilidad. La inspección educativa, por distintos motivos que no desarrollamos por no ser objeto de este texto, es una gran desconocida en los centros y para gran parte del profesorado, y no digamos para el alumnado, por lo que ser visibles con frecuencia es una condición y principio fundamental. Hablar con todos los sectores.

  • Formación y rigor. Un inspector o inspectora de educación debe tener una amplia formación, que va más allá del conocimiento legal o el conocimiento de una materia académica, derivado de disciplinas que permitan interpretar, con cierto rigor, por una parte, cómo se enseña y cómo se aprende y, por otra, cuál es el marco de relaciones sociales en el que el centro está inserto. En definitiva, un inspector o inspectora de educación debe saber de esto mismo, de Educación y todo aquello que influye en la misma.

  • Análisis y síntesis. 

  • Realismo en las metas y objetivos.

 

Las consecuencias de las visitas las podemos establecer en un gradiente de tres niveles que, de mayor a menor significación, serían: 

  • 1º. Requerimientos: derivados de una irregularidad flagrante que atente a la organización y el buen funcionamiento del centro o el aula visitada. En todo caso debe poder cumplirse, porque es consecuencia de una infracción normativa grave que atenta contra los principios o derechos básicos del sistema y/o del centro concreto. 

  • 2º. Propuestas: como posibles mejoras realistas y asumibles por el centro en un proceso de trabajo continuado y de carácter sistémico y global. Se pueden establecer a corto, medio o largo plazo. Las que se realicen deberán ser aceptadas e interiorizadas por el centro, dando lugar a un plan de trabajo que supone que el centro se responsabiliza de ellas. 

  • 3º. Sugerencias: ideas que puedan inspirar procesos de trabajo que ayuden a desarrollar las propuestas. 

 

La combinación de los tres tipos anteriores conformará el plan de trabajo que la inspección propone a un centro, el cual puede desarrollarse gradualmente, en el proceso continuado de visitas, o de forma puntual en una actuación más intensa y global, dentro de un periodo razonable de tiempo. 

 

Cualquier tipo de propuesta o sugerencia deberá ir acompañada, ineludiblemente, del compromiso y la implicación de la inspección con las mismas en términos de asesoramiento, trabajo y presencia. Ello aporta credibilidad a cualquiera de ellas y, sobre todo, es el mejor termómetro para que las acciones se desarrollen efectivamente entre lo deseable y lo posible.

 

 

Visita Inspección (centros, aulas, instalaciones, programas, servicios, dependencias)

Instrumento básico  e insustituible acción inspectora, técnica supervisora

Procedimiento habitual trabajo conocer realidad educativa y hechos producidos

Recurso (no un fin) para Secadura (2008)

Presencia personal Inspector ejercicio competencias, reuniones órganos colegiados

Arroyo del Castillo (1967)

  • Toma contacto con responsables unidades escolares

    • Comprobar rendimiento

    • Orientar personal y profesionalmente

    • Promover junto con ellos actividades educativas

Soler Fiérrez (1991)

  • Acción sistemática Inspectores

    • Comprobar funcionamiento y resultados centros enseñanza

    • Incidir en procesos mejora

Mª Antonia Casanova (1992)

 

  • Aportar datos válidos y fiables para tomar decisiones

Teixidó Planas (1997)

 

  • Actividad nuclear supervisor - inspector

  • Base conocimiento directo centros escolares

MECD (1996)

 

  • Centro educativo eje actuaciones Inspector en función planes previos

Características comunes visita Inspección

  • Sistema habitual trabajo inspector

  • Instrumento básico

  • Presencia física Inspector en centro que inspecciona

  • Ejercicio en cumplimiento funciones reglamentarias

  • Planificada y sistemática

  • Recogida información, informar, asesorar, orientar, supervisar funcionamiento instituciones

 

Objeto y finalidad visita (centros, programas, actividades y servicios)

  • Tienen una finalidad concreta

    • Evaluar funcionamiento centros y servicios

    • Colaborar implantación innovaciones educativas

    • Asesorar, orientar e informar a la comunidad educativa

    • Velar por cumplimientos disposiciones legales

 

Características y notas de identidad de la visita (Soler, 2002):

  • Oportunidad: tiempo adecuado y lugar necesario

  • Continuidad: progresivas, seguimiento, concatenación

  • Progresividad: avance conocimiento

  • Sistematicidad: plan preestablecido y encaminado a objetivo, técnicas sistemáticas

  • Comprehensividad: vocación conocimiento totalizador, abarcar todos aspectos funcionamiento escolar

  • Solvencia profesional: capacitación

 

Organización visitas (principios planificación, coordinación e integración actuaciones):

  • Planificada y sistemática

  • En cumplimiento planes actuación

  • Programación con antelación

  • Preparación varía según tema y objetivo

    • Conocimiento datos que centro haya enviado a Inspección

    • Conocimiento tema a tratar

  • Uno o varios inspectores

  • Utilización procedimientos e instrumentos recogida datos y análisis información

  • Ámbito centro educativo, diagnóstico y efectos visita

  • Causa

    • Oficio (propia iniciativa, orden superior, petición otros órganos, denuncia)

    • Cumplimiento planes trabajo

    • Solicitud razonada miembros comunidad educativa

  • Anunciadas previamente a responsables centro

  • En zona se analizan visitas semana anterior y programación siguientes

  • Durante visita

    • Diligencias investigación, examen o prueba

    • Requerir información

    • Requerir identificación personas en centro

    • Hacerse acompañar del personal del centro

  • En Andalucía constancia en Libro Visitas Inspección en centros y servicios

  • Después visita reseña

 

Tipos o clases visitas (depende del enfoque análisis: legislativo, pragmatismo, Soler)

 

Legislativo

  • Visitas habituales u ordinarias: programación en planes actuación y dirigidas a seguimiento ordinario actividad centros y verificación situación

    • Visitas iniciales: inicio curso escolar, organización centros

    • Visitas seguimiento: cumplimiento programación docente

  • Visitas incidentales o extraordinarias: circunstancia urgente, no prevista

  • Visitas específicas: realización tarea concreta, visitas adhoc actuaciones prioritarias

  • Visitas evaluación: centros, profesorado

Pragmatismo (Vidorreta et al, 2003)

  • De contacto inicial: primera vez, conocimiento global instalaciones y conocer equipo directivo

  • De control:

    • Verificar y comprobar datos: instalaciones, matrícula, profesores, horarios

    • Recogida información y opinión

  • Asesoramiento a comunidad educativa: reuniones órganos colegiados

  • Evaluación: organización o funcionamiento centro. Conjunto visitas. Técnicas e instrumentos.

  • Incidental: necesidad urgente y puntual



TEMA 45 OPOSICIÓN INSPECCIÓN PRIMERA PARTE


TEMA 45 OPOSICIÓN INSPECCIÓN SEGUNDA PARTE


TEMA 45 OPOSICIÓN INSPECCIÓN TERCERA PARTE


TEMA 45 OPOSICIÓN INSPECCIÓN CUARTA PARTE

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